Jan Karski (1914-2000): he ahí al hombre. Ecce Homo.
Resistencia antinazi:1939- 1944. Enlace entre el interior (Polonia) y el exterior (Francia, luego Gan Bretaña.) La Bestia nazi acecha. Detenciones. Horribles torturas de la Gestapo. Tiene que cortarse las venas para evitar hablar, lo que ocasionaría un desastre para la organización clandestina. Se salva in extremis. Consigue escapar de forma inverosímil. Fuerte, inteligente, sólido y lúcido. Lo observa todo, lo registra todo. Es fiel. Más allá de todo narcisismo, de todo egocentrismo. Firme y duro, sabe transmitir, relatar e informar. Enlaza. Sus informaciones son verosímiles y creibles. No falla. Ningún error. Se sabe uno más.
Pero no es uno más.
En 1942 logra entrar, de forma clandestina, en el gueto de Varsovia y en un campo de exterminio nazi. Lo que observa -con todo sus ser- está fuera de toda categoría. (Lector, pon atención, es el año 1942.) Se graba todo lo que ve y oye en lo más profundo de su ser: en su cuerpo y en su alma. Asiste, en tiempo real, a la producción de la muerte. Al exterminio de un pueblo. (Él no es judío, es católico.) Lo que observa es insoportable e indescriptible. Nadie, nunca podría haber imaginado ni en la peor de las pesadillas que alguien podría hacer a alguien lo que la Bestia nazi hace a los judíos. Sale extenuado, aterrorizado para siempre. Ha visto el infierno.
Y lo cuenta.
¿A quién lo cuenta? A quien las víctimas del infierno creado por los nazis le han pedido que lo cuente. A los gobiernos aliados y a las organizaciones judías. Sale de Polonia con una hostia consagrada colgada al pecho, lo que le lleva a desprenderse del cianuro que todo luchador antinazi porta consigo por si es detenido.
Habla: le escuchan y le creen. Todos con los que habla. Por ejemplo, el gobierno británico, por medio de su Ministro de Exteriores, el presidente de los EEUU - con el que se reúne durante 75 minutos- y las organizaciones judías. Es 1942.
Escribe un libro con toda su peripecia (1939-1944) y se publica en inglés en 1944. (Holliwood desecha hacer una película sobre la lucha -hasta la extenuación- de este hombre por transmitir lo que le han pedido que transmitiera.) En polaco no se publicará hasta 1999. Se queda a vivir en USA, donde muere en 2000. Ahora se puede leer este testimonio en castellano (El Acantilado.)
¿Se merecía un hombre así vivir, prácticamente, en el anonimato?
Es un testimonio clave.
Es imprescindible.
¿Quieres saber cómo son las cosas?
¿Quieres saber, por qué quien llega al centro de la maraña que nos oprime es conducido al silenciamiento?
Lee a Jan Karski.
Quizás no sea demasiado tarde.
Nunca debió ser ocultado por quienes sabían lo que él les hizo saber.