En 1948 Einstein escribió un prólogo para el libro de Lincoln Barnett: El universo y el doctor Einstein en el que decía: El libro de Lincoln Barnett es una importante contribución a la literatura de divulgación científica. En la página 36 (FCE, 1957) de este libro se puede leer: El experimento de Michelson- Morley enfrentó a los científicos a una embarazosa disyuntiva. Podían desechar la teoría del éter, que había explicado tantos fenómenos acerca de la electricidad, el magnetismo y la luz. O, si insistían en conservar el éter, tenían que desechar la venerable teoría copernicana de que la tierra se mueve. A muchos físicos les parecía más sencillo creer que la Tierra está en reposo, que creer que las ondas -luminosas y electromagnéticas- pudiesen existir sin un medio que las sustentara. Fue un serio dilema, que dividió la opinión científica durante un cuarto de siglo. Varias hipótesis nuevas fueron lanzadas y rechazadas. El experimento fue repetido por Morley y otros, y se llegó a la misma conclusión: la velocidad aparente de la Tierra a través del éter era cero.
O sea, durante 25 años, ilustres científicos, estuvieron dispuestos a desechar la opinión de Copérnico y, por tanto, la de Galileo. ¿Qué habría pasado si esa opción hubiere sido aceptada?
Hoy día hay muchos físicos, aunque parece que en minoría, que la prefieren. ¿Qué pasaría si acabaran siendo la mayoría? ¿Cómo reaccionaría el público a la noticia de que la tierra no se mueve?