A principios de septiembre de 1925, aquejado de un absceso infectado en el dedo índice izquierdo, me marché de Niza para representar mi Sonata en Venecia. Había rezado en una pequeña iglesia cerca de Niza ante un icono antiguo y "milagroso", pero esperaba que el concierto se cancelara. Mi dedo seguía infectado cuando salí a escena en Venecia. Me dirigí al público, disculpándome de antemano por lo que sería inevitablemente una actuación mediocre, y luego me senté al teclado, me saqué el vendaje y descubrí que el dedo se había curado (lo cual me pareció milagroso). Desde luego, creo en un orden sobrenatural.
Igor Stravinski & Robert Craft: Memorias y comentarios. Traducción de Carme Font. Acantilado.