martes, 3 de septiembre de 2013

Desconfiar de las respuestas automáticas

Continuamente, nos enfrentamos a situaciones, problemas o dilemas en los que nuestro razonamiento se pone a prueba. No siempre la primera respuesta, solución o decisión que damos es la más adecuada. Algunas veces, la primera opción -aunque parezca evidente que es la mejor- no lo es. Debemos entrenarnos, de un modo incesante, para ser capaces de ir más allá de las apariencias y detener los automatismos que nos conducen a respuestas claramente erróneas. Pongo dos ejemplos, muy sencillos pero muy ilustrativos.

El problema de la ruleta rusa.
En el tambor de un revólver normal - de seis recámaras - se ponen dos balas contiguas. Se gira el tambor y se efectúa un disparo. La probabilidad de sobrevivir es de 4/6 (66.66%).
Lo que uno piensa -de un modo automático- es que con el segundo disparo la probabilidad de sobrevivir descienda a 3/5 (60%).
Sin embargo, no es así. La probabilidad, ahora, es de 3/4 (75%). La clave está en que las dos balas están situadas juntas.
Es una solución muy contraria a la intuición inmediata.
El problema de las tres puertas.
Hay tres cajas  A, B y C. Dentro de una de ellas hay un premio. Elijo una de ellas. Una vez hecha la elección, se me muestra otra caja que no contiene el premio. En ese momento, se me ofrecen dos opciones: (1) no cambiar mi elección inicial y (2) cambiarla. ¿Qué me interesa más?
La respuesta automática es que da igual.

Sin embargo, me interesa cambiar. Y ello porque 2/3 de las veces que cambie ganaré el premio. O dicho de otro modo, sólo 1/3 de las veces que no cambie obtendré el premio.

Ahora bien, si esto ocurre con ejemplos tan triviales o banales, qué no nos ocurrirá con los verdaderos problemas de la vida personal, familiar, social o política. Para ello debemos ejercitar no sólo el razonamiento sino también el pensamiento.

1 comentario:

mara dijo...

Sí. Empleamos automáticamente "heurísticos" o "atajos cognitivos" que ahorran tiempo y procesamientos muy complejos pero que suelen producir inferencias falsas (sesgos cognitivos).
Para ello, como dices, ejercitar el control de automatismos que facilitan actitudes pre-juiciosas, profundizar el razonamiento y la reflexión: una amplia perspectiva de vida y experiencia objetiva propia y ajena antes de cualquier determinación. Gracias.