El pensamiento estaría próximo a ser suprimido por
completo.
Poetizar, pensar y decir: tres poderes en retirada.
Ya no experimentamos el poder de la poesía: porque
nuestra existencia está entrampada en una cotidianidad de la cual queda
excluido el ámbito de poder del arte.
No somos nosotros quienes tenemos el lenguaje, sino
que el lenguaje nos tiene…
Con el uso, las cosas cotidianas se desgastan, devienen
aburridas y vacías.
Poesía es instauración, fundación efectiva de lo que
permanece.
El ser histórico del hombre está esencialmente
traspasado de ambigüedad. El hombre es y sin embargo no es.
En un verdadero curso de filosofía no se trata de lo
que se dice directamente, sino de lo que, en este decir, es silenciado.
Lo decisivo es el preguntar. Lo decisivo no es la
respuesta. ¿Por qué?
El poeta ha de nombrar y, en el nombrar, sin
embargo, debe dejar inexpresado.
El antiguo y genuino Humanismo (siglos xv y xvi)
está irremediablemente muerto. El segundo humanismo apenas es un asunto de
formación cultural. El tercer humanismo es un capricho o una fuga ante el
presente.
Sabemos qué somos. ¿Sabemos acaso quiénes somos?
No conocemos nuestro auténtico tiempo histórico. La
hora mundial de nuestra humanidad nos es oculta, no sabemos quiénes somos.
Los auténticos creadores: el poeta, el pensador y el
estadista. ¿Dónde están?
No sabremos quiénes somos, mientras no conozcamos
nuestro tiempo.
Los antiguos dioses han huido. Los nuevos no
advienen.
¿Se ha roto el hilo conductor?
Cuanto más cerca está Dios más difícil es de captar.
¿Nunca ha estado más cerca que en el momento presente?