Investigación publicada
en SCIENCE (4 July 2014)
Timothy
D. Wilson et al. han pedido a los
participantes en un experimento que dediquen entre 6 y 15 minutos a estar
consigo mismos en una habitación vacía de todo adorno. Han comprobado que mucha
gente tiene serias dificultades para concentrarse. Su mente vagabundea. A la
mayoría esta experiencia no les resulta ni grata ni placentera. Si la
experiencia se lleva a cabo en la propia casa de los participantes, los
resultados “empeoran”. Estos resultados no varían por efecto ni de la edad, la
educación, los ingresos económicos ni con la frecuencia de uso de móviles o de otros
medios de comunicación social. La mayoría de la gente, pues, no disfruta del “solo
pensar” y claramente prefiere dedicarse a otra cosa. Además, y esto es
novedoso, muchos participantes, sobre todo varones, prefieren autoinfringirse
una descarga eléctrica antes que pasar por la experiencia de dedicar entre 6 y
15 minutos a estar solo pensando. Parece que estar solos con sus propios
pensamientos (15 minutos) es tan aversivo que prefieren evitarlo, aunque sea
administrándose una dosis eléctrica que en condiciones normales pagarían por eludir.
Los autores concluyen que sin un cierto entrenamiento la gente prefiere hacer a
pensar, aunque eso que hacen no sea placentero e, incluso, puedan estar dispuestos
a pagar por no hacer. A la mente sin una guía no le gusta estar sola consigo
misma.
Los autores citan a John Milton, Paradise Lost: “The mind is its own place, and in it self/ Can make
a Heav´n of Hell, a Hell of Heav´n.”
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