lunes, 13 de abril de 2015

Anomalías, ¿inexplicadas o inexplicables?

Una y otra vez, cada día, ciertas realidades nos pasan inadvertidas por nuestra “ceguera” a aceptar lo real e imposible. 
1. “Algunos elementos de las experiencias cercanas a la muerte (ECM), en concreto la conciencia lúcida y la percepción verificable durante el cese o el grave deterioro de la función cerebral, desafían los supuestos imperantes acerca de la relación entre la conciencia y el cerebro, los cuales consideran la conciencia como un mero producto de las funciones cerebrales” (Van Lommel, 2007/20012, página 152). En el artículo publicado por van Lommel et al. en The Lancet, Vol 358, diciembre 15, 2001 puede verse un conjunto de resultados que desafían nuestras concepciones más dogmáticas.
2.  J. Lorber describió el caso de un joven totalmente sano, con una titulación universitaria en matemáticas y un CI de 126, cuyo escáner cerebral reveló una grave hidrocefalia: el 95% de su cráneo estaba relleno de fluido cerebroespinal, y su córtex no tenía más de unos 2 milímetros de grosor, sin apenas tejido cerebral. El peso del cerebro restante se estimó en unos 100 gramos y sin embargo su función cerebral permaneció intacta. (Van Lommel, 2007/2012). Resultado tan inesperado llevó a R. Lewin ha publicar un artículo con un título muy provocador: “Is your brain really necessary”. (Science, 210 (1980), 1232-1234.)
3. Una niña de tres años sufrió la extirpación de su hemisferio izquierdo completo, a causa de una encefalitis crónica con epilepsia. Un año después de la operación la niña apenas mostraba secuelas: la parálisis unilateral casi había desaparecido y podía pensar con claridad. Actualmente se desarrolla con normalidad, es bilingüe, salta y corre y obtiene buenas notas en el colegio. (Van Lommel, 2007/2012, página 247.) Puede verse que el caso ha sido publicado en una revista de nivel superior: M. T. Acosta, P. Montañez y F. E. León Sarmiento, “Half brain but not half function”. The Lancet, 360 (2002), 643 y J. Borgstein y C. Grootendorst, “Clinical picture: half a brain”. The Lancet, 359 (2006), 473.
4. Un artículo publicado en Nature (M. A. Gilliver et al. 401 (1999), página 233) arroja pruebas de la resistencia a ciertos antibióticos por parte de variedades de bacterias alojadas en animales que viven en un estado salvaje en áreas extremadamente remotas. Lo que descarta cualquier contacto con el antibiótico en cuestión. Lo único que podemos suponer es que el ADN bacterial recibió información, a través del espacio no local, de variedades que habían desarrollado una resistencia como resultado de un uso inadecuado en otro lugar. (Van Lommel, 2007/2012, página 332.)
5. Glóbulos blancos de los experimentos de Backster que fueron desplazados a 12-20 kilómetros de su propietario, o depositados en una jaula de Faraday (protegida de radiación electromagnética) reaccionaban cuando al sujeto se le mostraban imágenes con un fuerte componente emocional. Al mismo tiempo, Backster registró anomalías en la conductividad de la piel del sujeto y encontró pruebas de comunicación instantánea y no local entre su conciencia y sus glóbulos blancos. (Van Lommel, 2007/2012).
6. En Pearsall et al. (Journal of near-death studies, v.20, número 3 (2002), 191-206) se da cuenta de diez casos bien documentados de pacientes de trasplante de corazón, que experimentaron cambios emocionales y de comportamiento identificados más tarde por parientes del donante fallecido como parte de la personalidad de éste.(Van Lommel, 2007/2012).
7.  Sheldrake, The presence of de past, habla de que si la reina se encuentra aislada de su colonia, pero con vida, todo continúa dentro de la normalidad, pero si la reina es asesinada lejos de su colonia, sobreviene el caos y todos los trabajos se detienen. La reina coordina a distancia, de un modo no local, todas las actividades de la colonia, creando y manteniendo una conciencia colectiva. (Van Lommel, 2007/2012, página 336.)
Estas anomalías desafían dos dogmas poderosamente asentados: la conciencia es un mero producto del cerebro y no hay influencias no locales. Es decir, violan presupuestos epistemológicos reduccionistas, mecanicistas y groseramente materialistas.
Si, además, tenemos en cuenta que los científicos actuales se resisten a aceptar la posibilidad  de una forma de vida personal tras la muerte y otras posibilidades afines (E. J: Larson y L. Witham, “Leadind scientists still reject God”. Nature, 394 (1998), página 313) no nos debe extrañar que estas anomalías no provoquen ningún cambio de paradigma, de momento.
En este  blog hemos comentado que: a) Bem (2011) ha constatado la verosimilitud de la causalidad retroactiva: el futuro puede causar el presente; b) hay constancia de gemelos que dan muestras de conocer detalles asombrosos de vidas pasadas; c) hay gente que puede vivir sin ingerir alimentos, simplemente, alimentándose de la luz; d) la telepatía ha sido sometida a un riguroso control experimental y e) las ECM son experimentadas por una proporción muy significativa de personas.







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