No se puede buscar el amor. Es él
el que nos encuentra. Pero se le puede esperar. Por eso hay una ilusión de la
espera y una ilusión del presente. Pero aunque es suave, blando y delicado,
cuando irrumpe lo destroza todo. Hay dos casos paradigmáticos en el siglo XX.
(En el siglo XXI parece haber desaparecido para siempre: ahora hay sucedáneos
del amor.) Me refiero a Clive (S. Lewis) y Joy y a Pedro (Salinas) y Katherine.
En el primer caso fue una sorpresa que acabó en herida, llaga y muerte. En el
segundo caso, el amor se injertó en el presentimiento. También acabó en
desolación y muerte. En los dos casos el amor nació en los ojos. Se puede
hablar de casos particulares, pero nunca de una teoría general del amor. El
amor produce ilusión y aunque hay amores ilusorios éstos no producen ilusión.
El verdadero amor siempre es trágico por imposible. El amado siempre acaba huyendo.
Amor, muerte y desolación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario