jueves, 16 de junio de 2016

Amor que huye es amor

No se puede buscar el amor. Es él el que nos encuentra. Pero se le puede esperar. Por eso hay una ilusión de la espera y una ilusión del presente. Pero aunque es suave, blando y delicado, cuando irrumpe lo destroza todo. Hay dos casos paradigmáticos en el siglo XX. (En el siglo XXI parece haber desaparecido para siempre: ahora hay sucedáneos del amor.) Me refiero a Clive (S. Lewis) y Joy y a Pedro (Salinas) y Katherine. En el primer caso fue una sorpresa que acabó en herida, llaga y muerte. En el segundo caso, el amor se injertó en el presentimiento. También acabó en desolación y muerte. En los dos casos el amor nació en los ojos. Se puede hablar de casos particulares, pero nunca de una teoría general del amor. El amor produce ilusión y aunque hay amores ilusorios éstos no producen ilusión. El verdadero amor siempre es trágico por imposible. El amado siempre acaba huyendo. Amor, muerte y desolación.

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