miércoles, 10 de mayo de 2017

Alain: agradecer antes de recibir.

Quien tiene miedo inventa algún peligro para explicarse ese miedo.

Para ser feliz hay que querer ser feliz.

Muchas cosas que creemos causas son efectos.

Hay que querer lo que se está seguro de desear. La tristeza no deja de ser una enfermedad y que como tal debe ser soportada, sin razonamientos ni motivos.

No son las emociones las que nos hacen sufrir tanto, sino la guerra que sostenemos con nosotros mismos.

Como anhelaban la muerte en lugar de temerla, vivían largo tiempo.

Solo hay un medio de resistir al frío, y es estar satisfecho de él.

El cuerpo es más sublime que el alma, porque sufre por la idea y se cura por la acción.

Somos más sabios de lo que creemos.

Los animales padecen muchas menos enfermedades que los humanos porque no conocen el mal humor.

El sabio no persigue los honores para no verse arrastrado a desearlos.

Tememos más que sufrimos.

No es casual el hecho de que los que trabajan con las manos sean pacíficos.

Sólo el peligro real cura el miedo.

El peor enemigo que un hombre puede tener es él mismo.

El rosario es una admirable invención, pues tiene a la vez al pensamiento y a los dedos ocupados en contar.

No es el pensamiento el que nos libera de las pasiones, sino la acción.

No se piensa lo que se quiere, se obra como se quiere.

Un hombre irritado se pone de rodillas para pedir paz, dulzura y la obtiene de forma natural.

La superstición consiste en explicar efectos verdaderos por causas sobrenaturales.




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