lunes, 4 de noviembre de 2019

Simone Weil, en la hora presente. La Misa

El Cristo que cura a los enfermos, resucita a los muertos, etc., representa la parte humilde, humana casi baja de su misión. La parte sobrenatural la constituye el sudor de sangre, el deseo insatisfecho de consuelos humanos, la súplica por salvarse, el sentimiento de abandono de Dios.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (SW lo escribe en griego).

Ésa es la auténtica prueba de que el cristianismo es algo divino.

La belleza de los ritos. La misa. La misa no produce efecto en la inteligencia, pues a la inteligencia no se le alcanza lo que allí tiene lugar. Es perfectamente bella, de una belleza sensible, pues los ritos y los signos son cosas sensibles. Es bella de la forma en que lo es una obra de arte.

(Lógicamente se está refiriendo a la misa tradicional. Son palabras de1942. No sé qué diría de la misa de ahora.)

Cuadernos, Trotta, traducción de Carlos Ortega.

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