Bastaría una sola intervención que se saliera de los lugares comunes (estereotipos, dogmatismos, prejuicios) para que la gresca pseudopolítica se redujera a su mínima expresión. Una intervención creativa, divergente, que rompa moldes, etiquetas, corsés... En la que predomine un enfoque dialógico, no de mantenimiento de bloques enquistados, perpetuamente enfrentados, sin atender a razones diferentes de las propias. Sí. Hay que romper esquemas y demostrar que se puede acabar con esta política patológica que lleva instalada en España desde la cruel salvajada de los atentados de 2004. Odio, discordia, oportunismo, sectarismo, ideologización hasta la náusea, narcisismo de las pequeñas diferencias, guerracivilismo, cainismo...
Si así fuere, durante unas horas, unos días, quizás, unas semanas experimentaríamos cómo de bien podríamos respirar (y vivir) si nos instaláramos --ya para siempre-- en el diálogo fraternal.
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1 comentario:
Efectivamente, en este "teatro del mundo" se ve así. Escena cuarta. Sin embargo, las consecuencias de su intervención son, al menos para mí, impredecibles. Hay algo que me escama. Creo que trabaja para la llamada "agenda globalista". Me da pena, pero es así.
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