lunes, 6 de febrero de 2023

Dos formas diametralmente opuestas de lograr la emancipación

En los últimos siglos ha habido dos formas diametralmente opuestas de imprimir un impulso emancipatorio a la vida humana. Ha vencido la peor. Ha perdido la más prometedora.

En un lado tenemos a 

Rousseau (1712-1778)

Kant (1724-1804)

Fichte (1762-1814)

Hegel (1770-1831)

Pensadores religiosos (cristianos no católicos),  abiertos, por tanto, a la trascendencia; conscientes de los límites de la razón; portadores de un pensamiento dinámico y pluralista aunque sistemático e intentando conciliar materia y espíritu. Claramente vencidos.

En el lado de los vencedores tenemos a

Darwin (1809-1882)

Marx (1818-1883)

Nietzsche (1844-1900)

Freud (1856-1939)

Ateos, cerrados a la trascendencia y a cualquier forma de vida religiosa; materialistas, ciegos a los límites de la razón y, a veces, incluso, mecanicistas y reduccionistas. Se sirvieron cuando les vino bien, no obstante, de las ideas de los primeros. Patrocinadores, en fin,  de un cientificismo a ultranza, inconscientes de su unilateralidad.

El caso es que la humanidad se encuentra ahora bajo el dominio apabullante de la técnica, la verdadera triunfadora. 

La única forma de que los seres humanos fuéramos conscientes de ese dominio patológico y monstruoso de la técnica es que hubieran triunfado los primeros. Al no haber sucedido eso, ahora estamos sometidos a una tiranía y ciegos de estarlo.

Los primeros estarían incómodos en este mundo, mientras que los segundos estarían muy felices. Hemos convertido en realidad muchas de sus fantasías.

Las tres tentaciones de Mateo se han verificado:

La masa (el animal social) está satisfecha porque ahora solo de pan vive el hombre.

Las élites ahítas de poder lo tienen todo porque, postradas, adoran con todo su ser al príncipe de este mundo.

Y los jerarcas católicos se han tirado por el precipicio a la espera de que Dios los salve.

Por otra parte, la vida cotidiana tanto de los felices como de los infelices es indistinguible. Mutatis mutandis hacen todos lo mismo.

Todo, lo más parecido al infierno descrito por Hobbes en el Leviatan para los condenados de la hora postrera.









domingo, 5 de febrero de 2023

El narcisismo de las pequeñas diferencias

Entiendo por narcisismo de las pequeñas diferencias esa práctica que consiste en exagerar ciertas diferencias ideológicas para camuflar, así, las fundamentales similitudes políticas que se dan entre los presuntos rivales políticos y que les son impuestas, conjeturo, de un modo tiránico desde el exterior.

Por ejemplo, en España, los distintos actores políticos (no solo PPSOE) están de acuerdo en todo lo importante y, justo, aquello que afecta de un modo directo a la vida de las personas. Por ejemplo y sin agotar el asunto:

El calentamiento global producido por efecto de la actividad humana.

La gestión de la epidemia basada en restricciones, pasaportes, máscaras, vacunaciones masivas, etc.

El aborto como derecho fundamental irreversible.

La guerra de Ucrania como agresión rusa. Esto, además, aceptado tanto por la extrema izquierda como la derecha.

La impresión que da, como voy diciendo, es que todas estas cosas nos vienen impuestas desde afuera. España tiene severamente reducida su soberanía por USA y su ramal EEUUropa.

Y de qué podemos discutir entonces?

De si las menores pueden o no abortar sin consentimiento paterno. De si se abren los bares o no. De la fundación Francisco Franco. De la República y de la Guerra Civil. 

De soberanía energética, por ejemplo, no. De las agresiones de la OTAN, tampoco. De los efectos secundarios de los tratamiento experimentales, denominados, vacunas, todavía menos. De que exterminar  100.000 fetos anualmente es una abominación, tampoco. No digamos ya de políticas que favorezcan la natalidad o de la invasión sorda pero constante musulmana.

Como se ve todo es mentira.