lunes, 9 de octubre de 2023

Victor Erice (2023). Obra de arte absoluta

La última película de Víctor Erice es otro milagro de su genio.

Larga meditación o plegaria: sin temor ni esperanza. Una oración final o Getsemaní. 

Pura poesía o pura trascendencia.

Espíritu trascendental.

Tao.

Ninguna falsedad. Todo auténtico. Como si dijéramos, puro.

Tres canciones interpretadas sin artificio alguno, contribuyen a hilar la trama.

La del protagonista principal con tan solo dos acordes de guitarra: Do mayor y Fa mayor.

Cuatro lugares claves donde se desarrolla el relato tan cercanos que los habría podido elegir yo mismo. 

Siempre que sucede algo así es porque el autor está tocado por lo eterno: ante la obra de arte consumada, a cada cual le parece que ha sido hecha pensando en él.

Una calle escondida de la Ventilla, probablemente Cañaveral o, si no, una paralela a ella.

El entorno del Museo del Prado.

La cuesta de Moyano.

El Cabo de Gata. (Podría ser San José.)

Palabra y silencio.

Otro puro milagro de la Gracia.

Gracias, Víctor.

Anagnórisis. El principio esperanza. Pensamiento presocrático. Anuncio de la inminente salvación.

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