lunes, 1 de junio de 2015

Pensamientos dogmáticos

Todo Poder necesita su Inquisición.
La visión católica sólo necesita para sostenerse la verdad de una sola de sus principales proposiciones. La anticatólica, en cambio, se desmorona con que sólo uno de sus dogmas  sea falso. Por eso ejerce con mano de hierro el control del pensamiento libre y crítico.
El Poder corrompe por igual al que lo tiene y al que lucha por tenerlo.
Según Dante, la democracia, la oligarquía y la tiranía son regímenes desviados. Tenía toda la razón.
Cuánta más gente apoya una opinión más falsa es.
La sociedad actual es tan dogmática como la sociedad a la que sustituyó. Lo curioso es que casi todos sus dogmas son falsos. Y los que no lo son, ya estaban formulados en la anterior.
Llevamos ya 500 años presuntamente liberados del pensamiento dogmático pero, nadie sabe el porqué, no salimos de la caverna. Más bien parece que la caverna se ha cerrado más.
El Poder cada vez se blinda más. Es más hermético, más oculto. Lo patológico ahora es no ser paranoico.
Todo lo nuevo nace viejo: es un signo claro de decrepitud y de decadencia final.
A ver si algún teólogo postconciliar nos explica por qué Jesús quería tanto a los pájaros, a los lirios, a las higueras, a las ovejas, a los peces. Por qué nunca bebía agua aunque tuviera sed. Por qué le gustaba tanto el vino y el cordero asado. Por qué velaba las noches, le gustaba andar descalzo por el mar, se dormía en las tormentas, hacía reír a los niños, enamoraba  a las mujeres, agradecía mucho los perfumes derramados y no podía ni ver a fariseos, levitas, escribas, sacerdotes y autoridades en general.




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