Bergoglio (jesuita) fue elegido (2013) por un conjunto
de cardenales que, inspirados por el reformista (y jesuita) Carlo María Martini
(1927-2012) y sus ideas, quieren un cambio total de la iglesia católica. El llamado
a hacerlo habría sido Martini, pero la cosa no fue posible dada la correlación de
fuerzas del Cónclave de 2005. (Salió elegido Ratzinger.) Martini (políglota) era
un intelectual, académico, estudioso y fino diplomático. Nada que ver con
Bergoglio que es zafio y grosero.
Que quieren estos cardenales:
Fin del celibato sacerdotal.
Ordenación sacerdotal de mujeres.
Obispos elegidos democráticamente.
Anticonceptivos sin restricciones morales.
Tolerancia con el aborto.
Comunión para los divorciados vueltos a casar.
Reconocimiento del sacramento del matrimonio para parejas
homosexuales.
Aceptación de la eutanasia.
Para eso fue elegido Bergoglio y Bergoglio no ha
hecho nada de esto ni lo habría hecho, aunque hubiera vivido con salud 12 años más.
Qué es lo que ha hecho, en cambio:
Cambio climático y calentamiento global.
Inmigracionismo.
Confinamientos y pseudovacunas génicas.
Y una especie de wokismo eclesiástico.
O sea, lo que Soros, Rothschild, BlackRock y el
partido demócrata americano quieren. Que son los que le pusieron y los que han trabajado
en los medios de la opinión pública mundial para crearle la imagen de
misericordioso y amigo de los pobres.
Una ceremonia de la confusión es lo que ha sido el
pontificado del señor Francisco.
Es un ejemplo más de que la Iglesia Católica es invencible. Ni desde dentro ni desde fuera, ni con infiltraciones masónicas o comunistas: las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.
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