martes, 3 de marzo de 2015

La caza de la sabiduría mediante el no saber

Al entrar en el primer campo dirijo mi atención al modo en que el incomprensible es captado de modo incomprensible.
No es posible en efecto que se conozca lo que antecede al poder-ser-hecho (posse fieri)
Así pues, cuanto mejor supiere alguien que esto no se puede saber, tanto más docto es.
Los filósofos (…) llevaron a cabo trabajos inútiles, porque no penetraron en el campo de la docta ignorancia. Platón (...) dijo que se admiraría si Dios pudiera ser encontrado, y que se admiraría más si, una vez encontrado, pudiera ser comunicado.
Dios no es ninguna cosa que sea demostrada.
Los filósofos (…) consideraban que no se encuentra a Dios antes de la diferencia de los opuestos contradictorios. Se mantuvieron  en el ámbito de aquel principio según el cual: “cada cosa es o no es”, no le buscaron a Él, que es más antiguo también que aquel principio y que excede el ámbito del mismo…
Pues no es Dios quien se opone a cosa alguna, puesto que es anterior a toda diferencia de opuestos.
Las negaciones (…) son más verdaderas que las afirmaciones.
Dionisio decía con razón que de Dios se deben afirmar y negar simultáneamente determinaciones opuestas (...)  Aunque esto les parezca absurdo a los filósofos que se adhieren al principio de que “cada cosa es o no es”.
Lo no-otro antecede a lo otro.
Lo que antecede a toda intelección sólo se puede comprender por la mente humana de modo incomprensible.
La sabiduría es un límite que no tiene límite alguno. La mente humana, que es imagen de la mente absoluta (…) es a su modo un límite sin límite.
El hombre, conociendo que entiende, entiende que existe en él el entendimiento, sin entender sin embargo qué es el entendimiento.
No sabemos todas las cosas que el hombre puede saber (...) El poder llegar a ser del hombre no está de ningún modo desarrollado ni llevado a su límite en cada uno.
En Él los contrarios se revelan como verdaderos en cuanto que están mutuamente conjuntados (…) Está privado de todo (…) Es sabido tanto mediante la ciencia como mediante la ignorancia (…) Más aún, el conocimiento más divino de Dios acaece mediante la ignorancia. (Cita de Dionisio en cursiva).

Pero esta búsqueda nuestra de la sabiduría inefable, que precede a quien impone los nombres y a todo lo nombrable, se encuentra más en el silencio y la contemplación que en la locuacidad y la escucha.

Nicolás de Cusa, La caza de la sabiduría. (Traducción de Mariano Álvarez)

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