Al entrar en el primer campo
dirijo mi atención al modo en que el incomprensible
es captado de modo incomprensible.
No es posible en efecto que se conozca lo que antecede al
poder-ser-hecho (posse fieri)
Así pues, cuanto mejor supiere
alguien que esto no se puede saber,
tanto más docto es.
Los filósofos (…) llevaron a cabo
trabajos inútiles, porque no penetraron en el campo de la docta ignorancia. Platón (...) dijo que se admiraría si Dios
pudiera ser encontrado, y que se admiraría más si, una vez encontrado, pudiera
ser comunicado.
Dios no es ninguna cosa que sea demostrada.
Los filósofos (…) consideraban
que no se encuentra a Dios antes de la diferencia de los opuestos
contradictorios. Se mantuvieron en el
ámbito de aquel principio según el cual: “cada cosa es o no es”, no le
buscaron a Él, que es más antiguo también que aquel principio y que excede el
ámbito del mismo…
Pues no es Dios quien se opone a
cosa alguna, puesto que es anterior a toda diferencia de opuestos.
Las negaciones (…) son más
verdaderas que las afirmaciones.
Dionisio decía con razón que de
Dios se deben afirmar y negar simultáneamente determinaciones opuestas
(...) Aunque esto les parezca absurdo a
los filósofos que se adhieren al principio de que “cada cosa es o no es”.
Lo no-otro antecede a lo otro.
Lo que antecede a toda
intelección sólo se puede comprender por la mente humana de modo
incomprensible.
La sabiduría es un límite que no
tiene límite alguno. La mente humana, que es imagen de la mente absoluta (…) es
a su modo un límite sin límite.
El hombre, conociendo que
entiende, entiende que existe en él el entendimiento, sin entender sin embargo
qué es el entendimiento.
No sabemos todas las cosas que el
hombre puede saber (...) El poder llegar a ser del hombre no está de ningún
modo desarrollado ni llevado a su límite en cada uno.
En Él los contrarios se revelan
como verdaderos en cuanto que están mutuamente conjuntados (…) Está privado de todo (…) Es sabido tanto mediante la ciencia como
mediante la ignorancia (…) Más aún,
el conocimiento más divino de Dios acaece mediante la ignorancia. (Cita de Dionisio
en cursiva).
Pero esta búsqueda nuestra de la
sabiduría inefable, que precede a quien impone los nombres y a todo lo
nombrable, se encuentra más en el silencio y la contemplación que en la
locuacidad y la escucha.
Nicolás de Cusa, La caza de la sabiduría. (Traducción de Mariano Álvarez)
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