El 30 de mayo de 1919 Alfonso XIII leyó la consagración de España al Corazón de Jesús en el Cerro los Ángeles. Con ocasión de esta efeméride, Alfonso XIII manifestó confidencialmente al P. Mateo Crowley, apóstol de la entronización de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que doce miembros de la masonería internacional le habían presentado un pergamino, firmado por uno de ellos, para que lo firmara también él. En el pergamino le pedían “su adhesión a la masonería, la legalización del divorcio, decretar que España sea un Estado laico (laicista) y la instrucción pública laica (laicista)”. El rey respondió: “Esto jamás. Soy católico, apostólico y romano”. Al despedirse, el responsable le replicó: “Lo sentimos, pues Vuestra Majestad acaba de firmar su abdicación como rey de España”. Además del testimonio del Rey, algunos masones han reconocido que su negativa a iniciarse en la masonería explica su salida de España y el destierro de la familia real en abril de 1931.
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