jueves, 23 de mayo de 2019

Dolor y Gloria: una confesión encubierta

Los elementos de Dolor y Gloria son: el niño y la infancia; la madre y la muerte; la enfermedad y el dolor y la búsqueda del amor.
El artista no ha perdido el cordón umbilical con el niño que fue y sigue siendo. Pero el artista sufre un calvario y junto con la madre le gustaría conformar una Piedad. Esa es su tragedia: hay hijo que sufre pero no hay madre dolorosa que acoja en su seno. Es un trágico y fatal desencuentro. Esa es la tragedia de su vida.
Pero, a pesar de todo, el artista sabe amar porque sabe perdonar y ser perdonado, mucho más de lo que nadie pueda imaginar. Sabe enseñar, sabe rescatar, sabe ocultar su radical necesidad de dar amor sin ser notado y sin esperar reciprocidad. (Extraña forma de amor: nadie lo ha de notar.) El niño, la madre, el artista, la pasión y la muerte.
(Falta Dios. Que brilla en su ausencia.) (Ha huido toda la vida de los cuervos negros: máximo peligro.)
Pero el artista sabe que Dios es lo mismo que el sufrimiento máximo.
Alguien puede salvarse si enseña lo que sabe -por amor sin esperar nada a cambio-- y si acoge a la madre sin porqué.
Dios espera al artista. Ya se anuncia. Ya falta poco. Está a punto de amanecer. Entonces comprenderá que la ecuación era: Alegría y Fracaso

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