domingo, 29 de marzo de 2020

Confinamiento 2020. Pensamientos desordenados

Cosas de las que ahora en España no se habla: calentamiento global, violencia de género, derechos LGTBI+, secesionismo, libertad sexual, eutanasia, memoria histórica... ¿De verdad estos asuntos merecen ocupar el lugar primordial y absoluto que ocupan en el debate sociocultural ? ¿O serán, después, relativizados, o preteridos a su justo lugar?

El gobierno --ahora-- habla de deberes: unión, responsabilidad, respeto sagrado por la vida, sacrificio. Ya no habla de derechos. ¿Hay un cambio en la jerarquía de valores, pues? ¿No nos habíamos olvidado de los deberes con la comunidad, o sea, de que no solo hay derechos?

Ha bajado la comisión de delitos. ¿También habrá bajado la práctica de los vicios? ¿Habrá menos abortos, se consumirá menos prostitución o menos droga?

¿Las personas que estaban pensando en divorciarse y separarse, por causas subsanables, se lo replantearán? ¿Aquellas personas que no se lo planteaban, por efecto del confinamiento, en cambio ahora sí se lo plantearán?

¿Por qué no hay asesinatos de mujeres a manos de sus parejas?

¿Cómo afecta el confinamiento a las conductas suicidas?

¿El confinamiento fomenta --y en qué medida-- el pensamiento reflexivo, el autoanálisis, la meditación, en una palabra, el cuidado de uno mismo?

¿Habrá un cambio significativo en la jerarquía de los valores, en el modo de enjuiciar las situaciones sociales, en la consideración de quiénes son las personas verdaderamente valiosas para el bien común o, simplemente, ejemplares?

¿Este confinamiento va a hacer más difícil el mantenimiento artificial de los falsos debates, de la circulación y aumento de las ideas estúpidas, que atontan al animal social?




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