Padre nuestro del cielo,
proclámese que tu eres santo,
llegue tu reinado,
realícese tu designio en la tierra como en el cielo;
nuestro pan del mañana dánoslo hoy
y perdónanos nuestras deudas,
que también nosotros perdonamos a nuestros deudores;
y no nos dejes ceder en la prueba,
sino líbranos del malo.
(Evangelio de Mateo, capítulo 6, 9-13.)
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