Como no todos los países han combatido la epidemia de la misma forma, habrá diferencias entre ellos: algunos la han dominado sin afectar a su economía. Estos saldrán reforzados. Habrá una especie de "selección natural/cultural". Las sociedades gobernadas por gobiernos necios, negligentes e incompetentes caerán en la pobreza. Los países con gobiernos competentes, previsores o sagaces sobrevivirán en mejores condiciones relativas.
¿Aprenderán las naciones (gobiernos/sociedades) empobrecidas que es fundamental saber anticiparse a los peligros y que es fatal --por el contrario--distraerse en debates estériles de tipo ideológico? En España, por ejemplo. ¿Volverán a ocupar todos el espacio: el calentamiento; la ideología de género; la eutanasia; la falsa memoria histórica...?
Ganarán posiciones los regímenes sin partidos políticos --que consumen las energías de las sociedades a las que narcotizan con su narcisismo de las pequeñas diferencias-- o los de un único partido o los que tienen solo dos en alternancia armoniosa.
Ganarán posiciones los saberes útiles, las profesiones útiles, la gente útil. La iglesia católica, por ejemplo, perderá muchas posiciones al haber sido percibida como inútil si no estéril.
Los grupos humanos que han comprobado que son los que, por imprescindibles, han sido claves en la resolución de la crisis sanitaria tenderán a desplazar del poder a los grupos estériles --los indignados, en general-- y a ocupar ellos los lugares donde se decide la agenda.
Primará, aún más, lo útil, lo práctico: el dominio de la técnica, en suma. Habrá más cooperación social pero siempre en torno a la técnica y a la ciencia aplicada.Saldrá muy fortalecida, todavía más, la investigación científica ortodoxa.
Perderán posiciones las ideas globalistas simples e ingenuas y de gobierno mundial. La "selección natural/cultural" opera mejor en un mundo interdependiente y no globalizador.
Los falsos problemas de los indignados y de las indignadas por todo y por nada y las quimeras ideológicas decaerán, de momento. Hasta que puedan encontrar una nueva ocasión.
Donde hubiera sentimientos obsesivos nacionalistas se fortalecerán. Donde no, esta crisis habrá operado como vacuna y no surgirán o si surgen serán arrancados de raíz.
La masa será más masa si cabe. Subsistirán, no obstante, ciertas inmensas minorías, sin ninguna influencia: poesía, filosofía, arte, mística. Como siempre.
La especie humana dejada a su propio devenir, no tiene ninguna posibilidad de efectuar sobre si misma una transformación radical. Sigue operando la ley del gran animal parlante.
Solo Dios podría salvarnos y parece que sigue, así, en conjunto, en eclipse. Individualmente sigue alumbrando, como siempre lo ha hecho desde Sócrates.
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