Los cambios en la vida personal se producen cada 7
años.
Desde el nacimiento hasta los 7 años se adquiere
el uso de razón.
Desde los 7 a los 14 años se adquiere la capacidad
de concebir lo imposible y lo no visible u oculto.
Desde los 14 a los 21 años se logra la autonomía personal.
Desde los 21 a los 28 años se elige, se opta,
entre permanecer en la casa del “padre” o salir de la casa del “padre” a explorar
nuevas posibilidades vitales.
Desde los 28 a los 35 años, independientemente de
la elección anterior, se trabaja en un camino propio.
Desde los 35 a los 42 tiene lugar la crisis de la mitad
de la vida. Los “pródigos” o retornan a la casa del “padre” o se ven abocados a
profundos replanteamientos vitales. Los “fieles” también tienen que analizar
todo lo que han perdido por su elección.
Desde los 42 a los 49 años todo son
responsabilidades hacia el cuidado y la atención de los otros. No hay tiempo
para uno. Se comprende eso de que todos somos responsables, por todo, ante
todos, pero yo más que todos. (Levinas/Dostoievski)
Desde los 49 a los 56 años sobreviene la gran
crisis de la madurez. La noche oscura del alma, a veces.
Desde los 56 a los 63 años se puede lograr la
primera experiencia profunda de la serenidad. Es un don. Es una gracia. No se
da con carácter general.
Desde los 63 a los 70 años deben poder producirse
los primeros frutos de la madurez (otoñal.) En nuestra época esto es raro. ( En
la tipología mística se ha completado el viaje interior.)
Desde los 70 a los 77 años comienza la preparación
para una buena muerte cuyo modelo mejor sigue y seguirá siendo Sócrates.
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