Los que amamos a Francia, a la Francia de San Luis y de Juana de Arco, creemos que han de encontrar cumplimiento las palabras que Pío X pronunció en el Consistorio del 29 de noviembre de 1911. Dijo el Santo Pontífice:
"Hijos de Francia que gemís bajo la persecución, sabedlo, el pueblo que ha hecho
alianza con Clodoveo en las fuentes bautismales de Reims, se arrepentirá y volverá a su primera
vocación. Un día vendrá, y Nos esperamos que no sea lejano, en que Francia, como Saulo sobre
el camino de Damasco, será envuelta con una luz celeste y oirá una voz que le repetirá: «Hija mía,
¿por qué me persigues?». Y sobre su respuesta: «¿quién eres tú, señor?» la voz replicará: «Yo soy
Jesús a quien tú persigues. . . Duro te es dar coces contra el aguijón, porque en tu obstinación tú te
reniegas a ti misma». Ella, temblando, sorprendida, dirá: «Señor, ¿qué queréis que haga?» y El:
«Levántate, lávate de las manchas que te han desfigurado, despierta en tu seno los sentimientos
dormidos y el pacto de nuestra alianza, y anda, Hija muy amada de la Iglesia, Nación predestinada,
Vaso de elección, anda a llevar, como en el pasado, mi Nombre delante de los pueblos y de todos los
reyes de la tierra»".
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