(I)
Cuando me llames
iré gritando tu nombre por las calles.
Arrasaré el aire en mi carrera
fundiré los instantes a mi paso
y, con el solo vestido de tu nombre,
llegaré
cuerpo esplendente
a tu encuentro.
(II)
Estás en tu centro
con la sola luz de tus ojos.
Luz que ilumina la luz.
Mirada que se mira.
Inquebrantable materia
a oscuras e infinita.
Ni en vuelo
ni en reposo.
Suspendida.
Sola.
Enamorada.
(III)
Esa mirada es un teorema exacto
por donde yo indago la estructura de la piel.
No requiere de axiomas
se sustenta en su propia luz.
Espacio indefinido donde no encuentro el lugar
un viaje al fondo de una noche dichosa.
Esa mirada es un stabat mater
de sonoridades secretas.
(La nitidez de tu mirada
me devuelve a la luz
conjunción exacta
entre tu mirada y la dulzura de tu voz.)
También tiene poder para indicar
caminos invisibles
por bosques imposibles.
(Me parece mentira
si no está clavada en mí.)
ACI
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