Esto es lo que Gitta le dijo a Marysia cuando esta terminó de traducir su libro: La respuesta del ángel. Durante los viernes de los años 1943 y 1944 cuatro perseguidos recibieron en húngaro un conjunto de revelaciones angelicales que cobran plena actualidad en estos momentos donde parece que algo inimaginable está a punto de suceder.
(Solo se salvó Gitta para contarlo.)
Insisto en que todo hombre puede estar en comunicación con una dimensión superior. Esto depende de su estado de escucha. Hanna (una de los cuatro) era la pionera de la nueva Humanidad: mitad tierra, mitad cielo, el Cuatro. Es el nivel que todo ser humano ha de llegar a vivir. El hombre debe de ser consciente, a mayor nivel de consciencia, mayor capacidad de comunicación. Durante los diálogos con los ángeles, Hanna tenía una lucidez total y una acuidad visual y auditiva asombrosas. Por eso, después se acordaba perfectamente de cada detalle y nos podía hacer los dibujos. El hombre no es una marioneta, es una posibilidad de consciencia, un enlace entre el Cielo y la tierra. El ángel es un paso intermedio para nosotros entre el Siete y el hombre; por eso nada hay más natural que estar hablando juntos. Basta con estar a la escucha y afinar el instrumento, sutilizar nuestra materia. Hanna estaba en dos planos a la vez: el material y el inmaterial. Ella era Hanna, más la presencia del ángel en ella: un modelo del hombre entero, el hombre nuevo, el Cuatro. Es el estado en el que se puede transformar a la humanidad. Es el inicio de la nueva consciencia que es cada vez más luminosa, hasta llegar a ser la única Consciencia. La nitidez del contacto depende de la intensidad que cada persona pueda soportar. A cada uno Cristo se le manifiesta según su receptividad. Él ha abierto el camino a seguir.
Traducción de Marysia Szumlakowska de Yepes.
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