Si eres un pensador que solo contemplas el lado inmanente de la realidad y
rechazas cualquier tipo de “componenda” trascendente, ante el estado calamitoso
de la especie humana tiene dos opciones inteligentes. (Aquí excluyo a todos
esos pensadores que lo único que hacen es seguir lo que en cada momento mandan
los que controlan a todas las academias científicas. Sin imaginación ni
creatividad.)
La primera, representada por Arthur Koestler (1905-1983), considera que la
especie humana es un error evolutivo como tantos otros. Una patología evolutiva
fruto de una combinación de factores principalmente azarosos. Lo más probable,
pues, es que se extinga por su propia causa. Va por una vía muerta: mucho
crecimiento racional o tecnológico y, a la vez, un infradesarrollo moral,
social y político.
La segunda, representada por Francis Crick (1916-2004), considera que
puesto que la vida no puede surgir por generación espontánea en la tierra (es
decir, que la vida no puede surgir de la no vida) ha tenido que llegar aquí desde
otro lugar porque la vida existe en todo el universo (panspermia). Esta opción
se inclina por una panspermia dirigida: la vida en la tierra ha sido sembrada por
alguna civilización extraterrestre muy desarrollada.
Ambas posturas como digo son inmanentistas pero sagaces. (Nada que ver con
los inmanentistas cerriles que lo único que hacen es repetir consignas de otros
ya muy trasnochadas.)
Si se contempla la opción trascendente, la explicación más satisfactoria es
que (1) la humanidad ni surge por azar ni es una anomalía evolutiva. Tuvo una
edad de oro que -por lo que fuera- perdió. (A eso el Génesis lo denomina el pecado
original, que conlleva la expulsión del paraíso. No hay evolución sino
decadencia.) Y (2) como no tenemos prueba alguna de vida en otro sitio que no
sea este, la tierra es un lugar único en el universo por voluntad del Creador.
Con respecto a la decadencia moral, social y política que estamos
padeciendo lo único cierto es que ahora es el momento de la OCLOCRACIA, es
decir del gobierno de los peores. Estamos en el más bajo nivel posible.
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