viernes, 21 de diciembre de 2012

Películas que iluminaron algún aspecto de la existencia 2012

Drive. Nicholas Winding Refn
El Havre. Aki Kaurismaki
Millennium: los hombres que no amaban a las mujeres. David Fincher
Indomable (Haywire). Steven Soderberg
J. Edgar. Clint Eastwood
Los idus de marzo. George Clooney
Fausto. Alexander Sokurov
Take Shelter. Jeff Nichols
Kiseki (Milagro). Hirokazu Kore-Eda
Martha Marcy May Marlene. Sean Durkin
Profesor Lazhar. Philippe Falardeau
Sueño y silencio. Jaime Rosales
La cueva de los sueños olvidados (Cave of forgotten dreams). Werner Herzog
Elefante blanco. Pablo Trapero
Elena. Andrey Zvyagintsev
Amor bajo el espino blanco. Zhang Yimou
Sólo es el principio (Ce n´est qu´un debut). P. Barougier y J.P. Pozzi
Headhunters. Morten Tyldum
El fraude (Arbitrage). Nicholas Jarecki
Io sono Li (La pequeña Venecia, Shun Li y el poeta). Andrea Segre
Una pistola en cada mano. Cesc Gay
El molino y la cruz. Lech Majewski
Cesare deve morire. Hermanos Taviani.

jueves, 20 de diciembre de 2012

El molino y la cruz / César debe morir

El cine no es pintura en movimiento. El cine no es teatro filmado. Tampoco novela fotografiada. 
Nos han llegado al final del año dos películas que versan sobre pintura y sobre teatro. 
El molino y la cruz (Lech Majewski) es una aproximación al cuadro de Bruegel, El camino al Calvario. A la vez, ensayo sobre la pintura de Bruegel y reflexión o meditación sobre la Pasión Divina. Ni en el cuadro ni en la película hay redención.
César debe morir (Hermanos Taviani) es una reflexión sobre la redención a través del arte, en este caso, el teatro de Shakespeare (Julio César).
En ambas obras se pueden apreciar los límites para representar lo irrepresentable, en la pintura en un caso y en el teatro en el otro. Sin embargo, el cine puede traspasar esos límites. Aunque, como resultado de ese "traspaso", puedan aparecer otros nuevos, y, no suficientemente, conocidos, hasta ahora. 
¿De dónde saca el cine esa potencia rebasadora?
Sabemos lo que no es el cine. Pero no sabemos, realmente, lo que es. El cine es el resultado de una ilusión, un malentendido perceptivo de la cognición humana. Parece que hay movimiento pero no hay tal. Es una elipsis continuada. El movimiento lo pone la mente. 
En el cine, a diferencia de la novela -por lo menos hasta Faulkner-, el teatro y la pintura -por lo menos hasta Kandinski- es más importante lo que no se ve, lo que no se muestra, lo que está implícito. 
Los directores de ambas películas dan muestras sobradas de saber esto. 
Pasión Divina y Redención humana.
El cine permite llevar a la pintura hasta sus últimas consecuencias y al teatro hasta sus últimas posibilidades. Entender -en un caso- lo que es la Pasión Divina y realizar -en el otro- una obra de Redención humana.
Ejemplos sublimes de las posibilidades, no agotadas, del cinematógrafo.

Íñigo Toledano

martes, 11 de diciembre de 2012

Dios y Charles Baudelaire

Aun si Dios no existiera, la Religión seguiría siendo Santa  y Divina.
Dios es el único ser que, para gobernar, no necesita existir.
La oración es una operación mágica. La oración es una de las grandes potencias de la dinámica intelectual. Es electricidad incesante.
El rosario es un médium, un vehículo; es la oración puesta al alcance de todos.
¡Cuántos presentimientos y signos enviados por Dios, de que es el gran tiempo de actuar, de considerar el minuto presente como el más importante de los minutos, y de crear con mi tormento ordinario, es decir, con el Trabajo, la voluptuosidad perpetua!
Haz todos los días lo que te dicta el deber y la prudencia. Si trabajaras todos los días, la vida sería más soportable. Trabaja seis días sin descanso.
Me juro a mí mismo seguir desde hoy las siguientes reglas como reglas eternas de mi vida: Hacer todas las mañanas mi oración a Dios, de toda fuerza y de toda justicia... confiar en Dios, es decir, en la Justicia... hacer todas las noches una nueva oración para pedir a Dios vida y fuerza...
Acometer nuestro deber todos los días y confiar a Dios el día siguiente. Las humillaciones que he recibido han sido gracias de Dios.
Nada existe sin un propósito. Por lo tanto, mi existencia tiene un propósito. ¿Qué propósito? Lo ignoro. Por lo tanto, no soy yo quien lo ha marcado. Fue alguien más sabio que yo. Habrá, entonces, que rezar a ese alguien para que me ilumine. Es la apuesta más sabia.
En todo hombre, a toda hora, existen dos vocaciones simultáneas, una hacia Dios, la otra hacia Satán. La invocación a Dios, o espiritualidad, es el deseo de subir de posición; la invocación a Satán, o animalidad, es la alegría del Descenso.
La Teología.- ¿Qué es la Caída? Si es la unidad convertida en dualidad, entonces es Dios quien ha caído. En otros términos, ¿acaso la creación es la caída de Dios?
El gusto por el placer nos encadena en el presente. La preocupación por nuestra salvación nos suspende en el futuro.
Ante todo, Ser un gran hombre y un Santo para sí mismo.
El ser más prostituido es el ser por excelencia, Dios, porque él es el amigo de cada individuo, porque él es la reserva común, inagotable, del amor.
No me castigues por medio de mi madre, y no castigues a mi madre por culpa mía... Dame la fuerza de hacer inmediatamente mi deber todos los días y de volverme, así, un héroe y un Santo.
Lo único interesante sobre la tierra son las Religiones. Existe una Religión Universal creada por los Alquimistas del Pensamiento, una Religión que provienen del hombre, considerado como memento divino.
Teoría de la verdadera Civilización. No está en el gas, ni en el vapor, ni en las sesiones de espiritismo, está en la disminución de las huellas del pecado original.
Aviso a los No Comunistas. Todo es Común, aun Dios.
Dios y su profundidad.  Se puede no carecer de espíritu y buscar en Dios al cómplice y al Amigo que siempre faltan. Dios es el eterno confidente en esta tragedia en la que Cada Uno es el héroe. Quizás hay usureros y asesinos que imploran a Dios: "¡Señor, haz que mi próximo golpe sea un éxito!" Pero la oración de esos bandidos no daña ni el honor ni el placer de la mía.
Desde mi infancia, tendencia a la mística. Mis conversaciones con Dios.
Dinámica moral de Jesús. Los Sacramentos son el medio de esta Dinámica.
(Según traducción de Ernesto Kavi.)

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Cosas de las que podemos estar seguros


  •         No se podrá enseñar a un chimpancé a hacer -o a hacerse- preguntas.
  • Ningún dispositivo artificial inteligente alcanzará conciencia o autoconciencia.
  • El futuro siempre será impredecible.
  • Jamás podrán armonizarse –sociopolíticamente- libertad e igualdad.
  • Siempre habrá alguna nueva enfermedad –no conocida previamente- y nunca nadie será inmortal.
  • Nunca contactaremos con una especie análoga a la nuestra en el universo y nunca sabremos si existe o si no existe tal cosa.
  • Nunca rebasaremos los límites del lenguaje natural. Nunca habrá una teoría definitiva sobre el lenguaje.
  • Nunca podremos salir de este universo y observarlo como un objeto independiente.
  • Nunca sabremos –exactamente- cómo fue el proceso de hominización. Nunca habrá una teoría definitiva a este respecto.
  • La teoría de Darwin será superada por otra de mayor poder explicativo, y así sucesivamente, pero ninguna acabará siendo la definitiva. Siempre quedará un residuo significativo sin explicar, lo que dará lugar a nuevas teorías.
  • Nunca habrá una teoría del Todo en física. Aunque el viaje en el tiempo es posible teóricamente, en la práctica, en cambio, es y será imposible.
  • Nunca habrá una teoría definitiva sobre las relaciones entre mente y materia. Es un problema filosófico perpetuo.
  • Nunca habrá una teoría unificada, al modo de la física, la química o la biología. Siempre habrá varias en disputa.
  • La hipótesis del continuo nunca tendrá una respuesta definitiva y aparecerán nuevos axiomas independientes. Aparecerán nuevas proposiciones indecidibles. Se encontrarán conjeturas ligadas entre sí que harán imposible su demostración.
  • Cualquiera que sea el progreso científico, la ciencia no responderá a las preguntas últimas y éstas jamás tendrán una respuesta definitiva.
  • La humanidad siempre transgredirá las normas morales vigentes y no habrá ninguna transgresión que no sea intentada (¿y realizada?).
  • Nunca conoceremos el destino final de la humanidad.
  • Siempre habrá límites infranqueables en todas las ramas del conocimiento. Está asegurada la insatisfacción permanente, por tanto. Y la búsqueda continua.
  • Nunca sabremos por qué existe el universo y nunca sabremos de dónde salen las leyes que lo gobiernan.
  • Todos los experimentos que los “científicos” de la vida puedan hacer, acabarán haciéndolos. Ningún escrúpulo moral les detendrá.
  • La mentira nunca desaparecerá de la conducta individual ni de la vida social.
  • Cada vez habrá una mayor manipulación de la masa por parte de las élites de poder hasta que se llegue a una sociedad de masas “ilustrada”. (Proceso en el que actualmente estamos.)
  • El verdadero gobierno de la humanidad –y sus luchas y rivalidades intestinas entre las facciones rivales- cada vez más opaco, cada vez más blindado, cada vez más interior en lo más interior de los estados, será –cada vez- más difícil de conocer.


Thomas Groendieck (1913-2003): Derniéres pensées. (Traducción libre de Antonio Corral Íñigo.)



miércoles, 21 de noviembre de 2012

Cambiar la relación entre figura y fondo


Descentraciones sucesivas
  • En las cosas importantes no elegimos: somos elegidos.
  • No debe ser primero la acción y luego el reposo. La acción debe ser consecuencia de la quietud. La máxima acción coincide con la máxima quietud y viceversa.
  • No debemos desear los higos de la higuera en la época adecuada. Debemos desearlos cuando no es su tiempo.
  • No es lo principal el tiempo trabajado sino la calidad del  trabajo efectuado.
  • Cuando te golpean una vez no hay que prepararse para no ser de nuevo golpeado.
  • El vino bueno siempre está por beberse.
  • La fecundidad proviene de la virginidad.
  • Se camina más seguro sobre las aguas que sobre la tierra.
  • La noche tiene más claridad que el día.
  • Es más importante quien se tiene por el menos importante.
  • Cuanta menos gente mantenga una idea más probabilidad hay que sea verdadera. En el límite la verdad exige la soledad.
  • Es preciso morir para vivir eternamente.
  • Sufrir la injusticia antes que cometerla y ser abandonado antes que abandonar: entrelazamiento entre la ética socrática y la evangélica.
  • No es el conocimiento el que abole la ignorancia: es el no saber quien promueve el conocimiento.
  • Hay que dar lo que uno no tiene y nunca dar de lo que se tiene.
  • Prestar plena atención y cuidado a las cosas cotidianas, corrientes o vulgares no es menos importante que hacerlo a las más prestigiadas.
  • La elocuencia del silencio no es menor que la expresada mediante elipsis, alusiones, gestos y palabras.
  • No hay sencillez sin astucia.
  • Encontrar lo perdido u olvidado es más importante que conservar lo adquirido.
  • No dar jamás lo exquisito a quien no puede degustarlo.
  • Tener muchas cosas que decir exige no tener ninguna gana de hablar. Tener muchas ganas de hablar es sinónimo de no tener nada que decir.
  • La fama más deseable es el anonimato.
















martes, 4 de septiembre de 2012

Las rutinas de la razón


  • Escribe Juan Ramón Jiménez: "Viviendo yo en Moguer, a mis 28 años, Provincia de Huelva, me desperté una madrugada a las 4 en punto sobresaltado. Me levanté y fui a la alcoba de mi madre para decirle que yo había soñado que mi tío X que vivía en Huelva había muerto repentinamente. El sueño me conturbó de una manera estrañamente segura y yo le dije a mi madre que deberíamos salir en el coche para Huelva, hacia las seis de la mañana y estando preparándome para tomar el coche un telegrama urjente anunció la muerte de mi tío a la misma hora de mi sueño."
  • En el verano de 2012 un conjunto de árboles se han librado de arder en uno de los fuegos que ha asolado la comunidad valenciana. Tres han sido las reacciones de los expertos: a) negación, no hay árbol ignífugo; b) indiferencia, como no es una especie autóctona no nos afecta y c) hagamos un congreso para estudiar el caso pues viola nuestras creencias previas.
  • Allí donde una experta no ve restos de huesos humanos, otros expertos los ven con toda claridad. Se habla de error humano. Pero el caso es que la mente no percibe -de un modo directo o exento- los datos. La mente está condicionada por sesgos,  creencias, ideas y conceptos previos. La percepción no va por libre. Lo que no está preparada para ver no lo ve. A Darwin le extrañaba que sus profesores pasaran por alto -en las excursiones geológicas- datos que ponían en duda creencias históricas firmemente establecidas. Sencillamente no los veían. Ocurre continuamente. Para poder percibir en los restos óseos rasgos humanos el experto hubo de tener una hipótesis, conjetura o teoría anterior a la observación de los propios datos. Sólo así pudo ver en lo borroso, indeterminado, inaudito o confuso. ¿De dónde viene esa abducción?
  • Se sabe desde tiempos inmemoriales que todos y cada unos de los seres humanos -todos los días de su vida- están expuestos, al menos una vez, a una experiencia que viola todas las expectativas propias. ¿Por qué nos pasan inadvertidas? Si fuéramos capaces, todos los días, de abrir nuestra mente de modo que fuera capaz de guiar a nuestra percepción hacia lo inesperado, incomprensible o lo real imposible...
  • Probad a observar una puesta de sol desde los Montes de Francia, por ejemplo, así lo hacía Unamuno, alternativamente como Tolomeo o como Copérnico. ¿Se  ve -exactamente- lo mismo?
  • Pensémoslo bien: todos los días, al menos una vez, se nos muestra la belleza eterna y -qué tristeza- no somos capaces de extasiarnos en ella.
  • Si llegáramos a cambiar esta penosa rutina de no ver lo que tenemos ante nosotros la manipulación política -entre otras cosas- se haría imposible.

viernes, 13 de julio de 2012

Daniel Kahneman: una nueva mirada sobre la racionalidad


Nos conocemos muy mal. Ignoramos todo lo que ignoramos. Estamos llenos de ilusiones (perceptivas y cognitivas), de propensiones muy arraigadas en nuestro sistema cognitivo como sesgos, falacias que nos llevan a cometer errores de juicio. La única forma de luchar contra todos estos automatismos que nos atenazan es mediante el esfuerzo, la atención, la voluntad y el análisis continuo de todo lo que nos condiciona sin darnos cuenta. Nadie está exento de todo ese submundo infrarracional. Nadie se puede liberar de él de una vez por todas. Es una lucha constante. Y el éxito no está garantizado ni mucho menos. La ciencia, en general, es una empresa colectiva e histórica contra la pereza, las apariencias, contra todo lo que parece ser y no es o es lo contrario. En el campo de la psicología Daniel Kahneman ha contribuido de un modo decisivo a iluminar las sombras de nuestra mente. En su libro Pensar rápido, pensar despacio, resume muchos años de investigación propia y ajena. Es una nueva mirada sobre la razón. Hay desencanto, decepción y mucha desilusión. Pero es mejor saber que no saber, aunque lo que sepamos sea doloroso.
En lo que sigue hago un resumen de sus principales contenidos. El Sistema 1 es lo más primitivo de nuestra mente y el Sistema 2 es el portador de la atención y esfuerzo.
Pobres resultados
Jueces cansados y hambrientos tienden a tomar la decisión más fácil y común de denegar peticiones de libertad condicional.
Hay un test muy breve: el test de reflexión cognitiva (TRC) capaz de predecir aspectos de nuestra mente que nos inducen a cometer errores, como, por ejemplo, la impulsividad, la impaciencia, los deseos de gratificación inmediata y el pensamiento perezoso.
Muchos miles de estudiantes universitarios han respondido al problema del bate y la pelota (uno de los tres problemas del TRC). Entre un 50% y un 80% dieron la respuesta intuitiva (incorrecta).
Los niños que a los 4 años muestran más autocontrol, obtienen puntuaciones sustancialmente altas en tests de inteligencia 10-15 años más tarde. Y son menos propensos a tomar drogas.
Sabemos mucho menos de nosotros mismos de lo que naturalmente creemos: nuestras acciones y emociones pueden ser primadas por acontecimientos de los que no somos conscientes. Si hemos sido predispuestos a pensar en la vejez, tendemos a actuar como en ella. Gestos simples y comunes influyen de forma inconsciente en nuestros pensamientos y sentimientos. Un póster con unos ojos que nos mirar hace que la gente se comporte de forma distinta, sin la menor conciencia.
Primar la idea de dinero fomenta el individualismo: una renuencia a implicarse con otros, a depender de otros o a atender a requerimientos de otros.
La tensión cognitiva, cualquiera que sea su origen, moviliza al S2, que es más probable que rechace la respuesta intuitiva sugerida por el S1 (TRC)
El efecto de mera exposición: la repetición de un estímulo arbitrario y el afecto que las personas le toman. El efecto de mera exposición es realmente más pronunciado en el caso de estímulos que no se ven conscientemente.
En el test de asociaciones remotas (TAR) las personas sienten que una tríada de palabras tiene una solución antes de saber cuál es. Y el estado de ánimo influye en la ejecución de esta tarea: cuando estamos incómodos o tristes, perdemos la sintonía con el S1 (intuición).
La ilusión de causalidad: estamos predispuestos desde que nacemos a tener impresiones de causalidad. Michotte argüía que vemos la causalidad tan directamente como vemos los colores.
La tendencia a gustarnos (o a disgustarnos) todo de una persona –incluyendo cosas que no hemos observado- es conocida como efecto halo. Esto es una muestra de la búsqueda  exagerada de coherencia emocional. El efecto halo es también una muestra de ambigüedad suprimida, al predominar la búsqueda de la coherencia. Por ejemplo, lo que importa para una buena historia es la consistencia de la información, no que esta sea completa. Conocer poco puede hacer más fácil encajar cualquier cosa que conozcamos en un diseño coherente.
Cuando se pide a la gente que juzgue facialmente la competencia y la afabilidad de los rostros prima la competencia. La gente juzga la competencia combinando las dimensiones de fortaleza y honradez. Los rostros que a juicio de la gente irradian competencia combinan un mentón fuerte con una sonrisa que inspira confianza. El efecto de competencia facial en una votación es mucho mayor en los votantes con escasa información y adictos a la televisión que los mejor informados que prescinden de la televisión.
La dificultad de la probabilidad
Incluso los investigadores más perspicaces tienen pobres intuiciones y una idea bastante vaga de los efectos de las muestras. No son conscientes de que las muestras grandes son más precisas que las muestras pequeñas. Las muestras pequeñas arrojan resultados extremos con más frecuencia que las muestras grandes. Muchos investigadores no hacen cálculos para decidir sobre el tamaño de una muestra. Utilizan su juicio sesgado. Los psicólogos eligen muestras que se exponen a un riesgo de fracaso del 50% en la confirmación de sus hipótesis aun siendo verdaderas. Las decisiones de los psicólogos sobre el tamaño de las muestras reflejan concepciones intuitivas falsas sobre las variaciones de amplitud de las muestras. Hasta los expertos prestan una atención insuficiente al tamaño de las muestras. La fe exagerada de los investigadores en lo que puede aprenderse de unas pocas observaciones está íntimamente relacionada con el efecto halo. La confianza exagerada en las muestras pequeñas es solo un ejemplo de una ilusión más general.
Nuestra predilección por el pensamiento causal nos expone a serios errores en la evaluación de la aleatoriedad de sucesos realmente aleatorios. Tomemos el sexo de seis nacimientos consecutivos en un hospital. ¿Son estas secuencias: MMMFFF; FFFFFF y MFMMFM igual de probables? La respuesta intuitiva es falsa. La estadística arroja muchas observaciones que parecen pedir explicaciones causales, pero las explicaciones causales de acontecimientos aleatorios son inevitablemente falsas.
El efecto ancla se produce cuando las personas consideran un valor particular para una cantidad desconocida antes de estimar esa cantidad. Jueces alemanes leyeron primero la descripción de una mujer sorprendida robando, luego lanzaron un par de dados preparados para que los resultados fueran 3 o 9. Entonces se les pidió que sentenciaran a la mujer a una pena de prisión mayor o menor que el número que mostraban los dados. Finalmente tenían que especificar la pena exacta. Los que habían sacado un 9 decidieron una sentencia de 8 meses de media, y los que sacaron 3 de 5 meses de media. El efecto ancla fue del 50%.
Se define la heurística de la disponibilidad como el proceso de juzgar la frecuencia por la facilidad con que los ejemplos vienen a la mente. La facilidad con que los ejemplos acuden a la mente es una heurística del S1, que es remplazada por una focalización en el contenido cuando el S2 está más comprometido. Las personas que se dejan guiar por el S1 son mucho más propensas a los sesgos de disponibilidad que las que se hallan en estado de mayor atención.
La cascada de disponibilidad es un mecanismo por el cual los sesgos afluyen a la política. Muchas veces el grado de preocupación no se corresponde con la probabilidad del daño. Imaginamos el numerador y olvidamos el denominador. La combinación de olvido de la probabilidad con los mecanismos sociales de las cascadas de disponibilidad conduce inevitablemente a una enorme exageración de amenazas menores.
Juzgar la probabilidad por la representatividad comporta una disposición excesiva a predecir acontecimientos improbables, esto es, cuya tasa base es baja. Y, además, comporta una insensibilidad a la cualidad de la evidencia. Se confunden coherencia, plausibilidad y probabilidad. Para superar estas tendencias debemos disciplinar nuestra mente: anclar nuestro juicio de probabilidad en un resultado de una tasa base plausible y cuestionar la diagnosticidad de nuestra evidencia.
La falacia de la conjunción: se hace una conjunción de dos sucesos para que resulte más probable que uno de ellos en una comparación directa. Veamos un ejemplo:
Un dado regular de 6 caras (4 verdes y 2 rojas) se lanza 20 veces. Se muestran 3 secuencias y se pide escoger una. Se gana dinero si sale la secuencia elegida:
1.    RVRRR
2.    VRVRRR
3.    VRRRRR
La primera secuencia sería poco representativa. La segunda se ajustaría más a lo que esperaríamos del dado. Sin embargo, esta secuencia se construyó añadiendo una V al comienzo de la primera secuencia, de modo que es menos probable que la primera. Si domina la representatividad se escoge la secuencia 2. Si se evita la representatividad y se inhibe la falacia de la conjunción se elige la secuencia 1.
La gente no hará una inferencia que entre en conflicto con otras creencias a partir de la información de la tasa base. Cambiar nuestras ideas sobre la naturaleza humana es difícil, y cambiar a peor las ideas sobre uno mismo todavía lo es más.
Unas veces no detectado, y otras erróneamente explicado, el fenómeno de la regresión a la media es extraño a la mente humana. No fue identificado y entendido hasta 200 años después de la teoría de la gravitación universal. La regresión a la media se da inevitablemente cuando la correlación entre dos mediciones es menos que perfecta. A Galton le llevó varios años entender que la correlación y la regresión son diferentes perspectivas del mismo concepto. Decir que Las mujeres muy inteligentes tienden a casarse con hombres menos inteligentes que ellas es equivalente a La correlación entre cocientes de inteligencia de cónyuges es menos que prefecta. Si la correlación entre inteligencia de los cónyuges es menos que prefecta, entonces es inevitable que mujeres muy inteligentes se casen con hombres que serán de media menos inteligentes que ellas, y viceversa. ¿La razón de esta dificultad? Una vez más, hemos de decir que nuestra mente se halla fuertemente predispuesta a las explicaciones causales y no se lleva bien con la estadística. La relación entre correlación y regresión permanece oscura. El S2 encuentra difícil entenderla y aprenderla. Esto se debe a la insistente demanda de interpretaciones causales, la cual es un rasgo del S1. El concepto de regresión está muy lejos de ser obvio. Se ha hecho una larga lista de investigadores que cometen el mismo error: confundir la mera correlación con la causación.
Las predicciones intuitivas necesitan ser corregidas porque no son regresivas y, por tanto, están sesgadas. Las predicciones intuitivas tienden a ser confiadas en exceso y francamente extremas. Las predicciones extremas y la disposición a predecir eventos raros a partir de una evidencia poco sólida son manifestaciones del S1. La regresión a la media es también un problema del S2. La idea misma de regresión a la media resulta extraña y difícil de transmitir y comprender. No conseguiremos entender la regresión a la media partiendo de la experiencia. Y aunque identifiquemos una regresión, haremos una interpretación causal que resulta casi siempre errónea.
Las ilusiones
Una limitación general de la mente humana es su insuficiente capacidad para reconocer estados pasados del conocimiento o creencias que han cambiado. Incapacidad para reconstruir creencias pretéritas (sesgo de la retrospección).  Igualmente cuando evaluamos una decisión no por lo adecuado de la misma sino por el resultado practicamos el sesgo del resultado. La poderosa ilusión cognitiva de que uno ha entendido el pasado alimenta la ilusión, igualmente perniciosa, de que se puede predecir y controlar el futuro.
Aunque veamos que nuestras predicciones son fallidas seguimos actuando como si fuesen válidas (ilusión de validez). La ilusión de sagacidad: creemos saber más de lo que sabemos sobre un determinado aspecto de la realidad. La ilusión de aptitud no es solo una aberración individual; está profundamente arraigada en la cultura industrial. Todas estas ilusiones cognitivas pueden ser más fuertes que las ilusiones perceptivas. Nos resulta difícil aceptar los límites de nuestra capacidad predictiva. El futuro es impredecible. La ilusión de la predicción válida siempre permanecerá intacta. Se ha demostrado que personas que se ganan la vida estudiando un tema particular hacen predicciones con menos aciertos que los logrados por el mero azar. La persona que adquiere más conocimientos desarrolla una ilusión de su aptitud algo mejorada, lo que hace que tenga un exceso de confianza poco realista. Cuanto más famoso es el predictor, más extravagantes son sus previsiones. Los errores de predicción son inevitables porque el mundo es impredecible.
Los algoritmos basados en predicciones estadísticas superan a las logradas por expertos. La fórmula estadística que predice el precio del vino a partir de los factores de tres valores climáticos es muy exacta: la correlación entre sus predicciones y los precios reales es superior a 0.90. Los radiólogos experimentados que dictaminan si una radiografía de tórax se contradicen el 20% de las veces que observan la misma placa. Si queremos maximizar el acierto de las predicciones es mejor fiarnos de las fórmulas o algoritmos basados en datos estadísticos. Las simples reglas estadísticas son superiores a los juicios “clínicos” intuitivos.
Los verdaderos expertos conocen los límites de sus conocimientos. Tenemos que precavernos de nuestra propensión, muy asentada, a poner nuestra confianza en intuiciones infundadas. La confianza que las personas tengan en sus intuiciones no es una guía segura para conocer su validez. Sólo cuando se cumplen estas dos condiciones: (1) un entorno regular y (2) aprendizaje de regularidades mediante la práctica, las intuiciones pueden ser aptas. Los algoritmos estadísticos superan a lo humanos en entornos con ruido. No se puede confiar en la intuición cuando no hay regularidades estables en el entorno. Los expertos confían tanto en sí mismos porque no reconocen sus límites.
No sabemos que no sabemos. Eso nos lleva a la falacia de la planificación (planes poco realistas que podrían mejorarse consultando estadísticas y no se consultan) y la perseverancia irracional en proyectos inviables. Esa falacia sólo se supera con una perspectiva desde fuera. Se trata de superar la peor de las ignorancias: no saber que no sabemos.
El sesgo optimista es uno de los sesgos más destacables de entre todos los sesgos cognitivos. Los individuos optimistas desempeñan un papel desproporcionado en nuestras vidas. El optimismo, la confianza y la asunción de más riesgos de los que reconocen. El optimismo está muy extendido, es pertinaz y muy costoso. Los humanos creen de verdad que son superiores a casi todos los demás: la creencia en la propia superioridad. La mayoría cree estar por encima de la media. Eso hace que la gente sea demasiado optimista sobre su capacidad relativa para una actividad que realiza medianamente bien. La correlación entre las estimaciones (de agentes financieros de grandes corporaciones) y el valor real (a corto plazo del mercado bursátil) era algo menor que cero. Cuando decían que el mercado descendería, era ligeramente más probable que creciera. La verdadera mala noticia es que los directivos no sabían que sus predicciones carecían de valor. Están aquejados de un exceso de confianza. No saben, además, lo poco que saben. La apreciación no sesgada de la incertidumbre es uno de los pilares de la racionalidad, pero no es esto lo que las personas y organizaciones quieren.
La vulneración de la coherencia o de la consistencia.
Hay una vulneración sistemática de los axiomas de la racionalidad en las elecciones entre juegos.
La ceguera inducida por la teoría: cuando hemos aceptado una teoría y la hemos usado como herramienta intelectual es extraordinariamente difícil apreciar sus fallos. Descreer de algo es una tarea muy difícil. Kahneman y Tverski encontraron un error central en la teoría de elección de Bernoulli: no eran los primeros en notar que los humanos buscan el riesgo cuando todas sus opciones son malas, pero la ceguera inducida por la teoría prevalecía. La teoría de Bernoulli es demasiado simple y carece de la parte emotiva. La variable ausente es el punto de referencia, el estado anterior con relación al cual se evalúan ganancias y pérdidas. En la teoría de Bernoulli necesitamos conocer sólo el estado de nuestro patrimonio para determinar la utilidad, pero necesitamos conocer también el estado de referencia, es decir, una teoría más compleja que la teoría de la utilidad. Necesitamos considerar tres aspectos: la evaluación es relativa a un punto de referencia neutral; el principio de disminución de la sensibilidad y la aversión a la pérdida, es decir, las pérdidas pesan más que las ganancias. Los humanos tienen aversión a la pérdida. La respuesta a una pérdida es más intensa que la respuesta a la ganancia correspondiente.
El fracaso en hacer par es una pérdida, pero fallar en un golpe de birdie es prever una ganancia, no una pérdida. Pope y Schweitzer razonaron desde la aversión a la pérdida que los jugadores intentarían golpear la pelota con algo más de empeño para un par (y evitar un bogey) que para un birdie. Analizaron más de 2.5 millones de golpes con exquisito detalle para comprobar esta predicción.
Tenían razón. Fuese fácil o difícil, y a cualquier distancia que estuviera el hoyo, los jugadores lo hacían mejor cuando golpeaban para un par que para un birdie. La diferencia en su tasa de éxitos cuando iban por el par (para evitar un bogey) o por un birdie era del 3,6%. Esta diferencia no es trivial. Tiger W. fue uno de los “participantes” en su estudio. Si en sus mejores años TW se las había arreglado para birdies tanto como para par, su puntuación en los torneos había mejorado en un golpe, y sus ganancias en casi 1 millón de dólares por temporada. Estos temibles competidores no toman una decisión consciente de aflojar en los birdies, pero su intensa aversión a un bogey contribuye a una concentración extra.
El estudio de los golpes de golf ilustra la capacidad de un concepto teórico para ayudar a pensar. ¿Quién hubiera pensado que pudiera ser tan valioso como para pasarse meses analizando golpes de par y birdie? La idea de la aversión a la pérdida, que no sorprende a nadie salvo a algunos economistas, generó una hipótesis precisa y no intuitiva, y llevó a los investigadores a una conclusión que sorprendió a todo el mundo, incluidos los golfistas profesionales.
Debido al efecto de posibilidad, tendemos a sobrestimar riesgos pequeños y estamos dispuestos a pagar mucho más del valor esperado para eliminarlos por completo. Los valores que las personas asignan a determinados resultados no son idénticos a los valores de las probabilidades de esos resultados, en contra del principio de la expectativa. Los resultados improbables son sobrestimados; es el efecto de posibilidad. Y los resultados casi ciertos son subestimados relativamente a la certeza actual. Cuando no ignoramos los eventos muy raros, es casi seguro que los sobrestimemos. Cuando un evento improbable se convierte en foco de atención, se le confiere mucho más peso del que merece su probabilidad. Debido al efecto de posibilidad, la preocupación no es proporcional a la probabilidad de la amenaza. La sobrestimación sistemática de resultados improbables conduce a resultados no deseables.
Puede haber búsqueda del riesgo cuando las perspectivas son negativas. Cuando consideramos la elección entre una pérdida segura y un juego con alta probabilidad de una gran pérdida, la disminución de la sensibilidad hace que la aversión a la pérdida segura sea menor, y el efecto de certeza reduce la aversión que pueda suscitar el juego. Por eso cuando las personas se ven frente a opciones muy malas juegan a la desesperada, aceptando una alta probabilidad de empeorar las cosas por una pequeña esperanza de evitar una gran pérdida. Esta forma de arriesgarse a menudo hace soportable el resultado desastroso.
El sesgo del olvido del denominador. Este sesgo ayuda a explicar por qué distintas formas de comunicar riesgos varían tanto en sus efectos. Los participantes que vieron información sobre una enfermedad que mata a 1286 de cada 10000 la juzgaron más peligrosa que aquellos a los que se habló de una enfermedad que mata al 24.14% de la población.
Tendemos a tomar decisiones conforme se nos presentan los problemas aun estando específicamente instruidos para considerarlos conjuntamente. No tenemos ni la inclinación ni los recursos mentales para hacer valer la consistencia en nuestras preferencias, y nuestras preferencias no son coherentes.
Hay que evaluar dos diccionarios musicales usados:
                                           A                                       B
Año de publicación           1993                                  1993
Número de entradas        10.000                               20.000
Estado                              como nuevo        cubiertas rotas; el resto como nuevo

Cuando se presentan los diccionarios para una evaluación separada, el A es más valorado. En una evaluación conjunta la preferencia cambia: el número de entradas no tiene significación en la evaluación separada, porque los números no son evaluables en si mismos. En la evaluación conjunta, en cambio, resulta inmediatamente obvio que el B es superior en ese atributo, y queda patente que el número de entradas es mucho más importante que el estado de las cubiertas.
La racionalidad viene servida mejor por marcos más amplios y comprehensivos, y la evaluación conjunta es obviamente más amplia que la evaluación separada. Podemos ver lo absurdo solo si se examinan dos casos conjuntamente en un marco ancho.
La exagerada influencia de la formulación, marco o contexto
Hay influencias injustificadas de una formulación sobre preferencias:
(a)   ¿Aceptaría un juego que ofrece un 10% de posibilidades de ganar 95$ y un 90% de posibilidades de perder 5$?
(b)   ¿Pagaría 5$ por participar en una lotería que ofrece un 10% de posibilidades de ganar 100$ y un 90% de posibilidades de no ganar nada?
La versión segunda atrae más respuestas afirmativas. Las pérdidas provocan sentimientos más negativos que los costes. La gente está más dispuesta a renunciar a un descuento que a pagar un recargo.
Un ejemplo clásico de influencia del marco, de la formulación, del componente emocional:
(1)   La supervivencia a un mes [de un tratamiento] es del 90%
(2)   Hay un 10% de mortalidad en el primer mes.
La equivalencia lógica de las dos descripciones es transparente. Estas descripciones producen cambios en las preferencias, incluso en las de profesionales de la medicina. Los médicos son tan sensibles al efecto marco como las personas sin formación médica alguna.
Imagine que USA se está preparando para el brote de una rara enfermedad que se espera acabe con la vida de 600 personas. Se han propuesto 2 programas alternativos para combatir la enfermedad. Suponga que las estimaciones científicas más exactas de las consecuencias de los programas son las siguientes:
            Si se adopta el programa A, se salvarán 200 personas
            Si se adopta el programa B, hay una probabilidad de 1/3 de que 600 personas se salven y una probabilidad de 2/3 de que ninguna de ellas se salve.
Una mayoría eligió el programa A. Veamos una segunda versión:
Si se adopta el programa A´, 400 personas morirán.
            Si se adopta el programa B´, hay una probabilidad de 1/3 de que nadie muera y una probabilidad de 2/3 de que 600 personas mueran.
En este caso la gran mayoría eligió el programa B. Se prefiere lo seguro por la aversión al riesgo cuando los resultados son buenos. Se rechaza lo seguro y se busca el riesgo cuando ambos resultados son negativos. Pero una cosa está clara: las preferencias entre idénticos resultados objetivos son revocadas en formulaciones diferentes. La gente no es consciente de su salvaje inconsistencia.
Consideremos dos propietarios de automóviles que desean reducir sus costes:
Adam se ha pasado de un coche que hace 12 millas por galón a otro que consume menos y hace 14 millas por galón.
La ecológicamente concienciada Beth se ha pasado de un coche que hace 30 millas por galón a otro que hace 40.
Supongamos que ambos recorren distancias iguales en un año. ¿Quién ahorra más dinero con su cambio? Intuitivamente parecería que Beth. Sin embargo, si han hecho, por ejemplo, 10.000 millas, Adam reducirá su consumo de 833 (10000/12) a 714 galones (10000/14), ahorrando 119. El consumo de Beth descenderá de 333 (10000/30) a 250 (10000/40) y ahorrará, por tanto, 83 galones. La publicación de este experimento ha hecho que en USA se vaya a  expresar –a partir de 2013- la información en galones por milla y no en millas por galones.
La única salida es volver a la sabiduría clásica del conócete a ti mismo: reconocer que no sabemos, ponerle nombre a nuestra ignorancia e ir más allá de la ignorancia que se ignora. Sólo sé que no sé nada. Como dijo Juan de Yepes: para llegar a donde no sabes has de ir por donde no sabes.

martes, 12 de junio de 2012

ciclos

Se ha encontrado entre los papeles póstumos de un viejo profesor de Princeton una teoría que relaciona el ciclo general de la historia humana con el ciclo de toda vida personal.
Traduzco del inglés las ideas principales. Algunas palabras y frases no se entienden bien. Están escritas con una caligrafía muy confusa.
La cosa es rara porque no se conocían motivaciones teológicas a este emérito profesor. Veamos, pues.
Nick Trapelton (1927-2012) distingue entre historia inmanente e historia trascendente.
La historia trascendente es un conjunto de ciclos cada uno de los cuales consta de cuatro etapas: apostasía, persecución, domino del anticristo y venida de Cristo. Al parecer llevamos así un número indeterminado de ciclos.
En estos momentos estaríamos en el reinado del anticristo, que no es una persona en concreto sino todo un sistema que prima los valores anticristianos. Estos valores son dominantes, hegemónicos, predominantes, en definitiva.
La vida de cada uno de nosotros recrea este ciclo con sus cuatro fases.
Cada una de las fases no tiene la misma duración. Por ejemplo, la tercera es muy larga. La cuarta, en cambio, es muy corta.
La historia inmanente no se rige por ninguna ley ni pasa por ningún ciclo. Está abierta y es indeterminada. Un determinado descubrimiento técnico, por ejemplo, puede cambiarlo todo. En esa historia crecen las bondades, es decir, hay progreso pero también crecen las maldades, hay regresiones. De modo que el saldo siempre es cero.
La otra historia, en cambio, está "determinada" metafísicamente por la lucha --sin cuartel-- entre el bien y el mal. Siempre termina venciendo el bien. En este caso, sin embargo, el saldo final siempre es favorable al bien. Cuando la suma de todo el saldo positivo acumulado, a través de los ciclos, exceda infinitamente al mal, éste perecerá y se acabarán los ciclos.
En ese momento, todo el bien-infinito- fecundará la historia inmanente y se crearán un cielo y una tierra nuevos.
Es imposible saber cuántos ciclos quedan todavía para llegar a ese momento.
Por lo tanto, el cristianismo captura de un modo definitivo la clave de todo el devenir humano.
Es imposible no vivir en una determinada fase del ciclo permanente.
Cuando se juntan una crisis histórica inmanente con un reinado del anticristo es muy difícil discernir qué aspecto corresponde a cada historia. En estos momentos nos está pasando eso. Hay una crisis económica, social y política y --además-- hay un reinado clarísimo de los valores anticristianos. Se cruzan los dos momentos pero no están vinculados causalmente. Esto es enigmático. Podríamos resolver la crisis, de algún modo, y seguir el dominio anticristiano. Podría producirse una nueva venida del reinado de los valores cristianos y la crisis histórica continuar. Hay cuatro posibilidades, pues.
La historia trascendente es la que más cuenta. Es la más importante.

viernes, 6 de abril de 2012

Start-up Nation

Libro muy recomendable. No sólo por lo que dice sino por todo lo que sugiere. Es una aproximación a una especie de milagro económico ocurrido en un pais muy pequeño, aislado, rodeado de enemigos y con recursos naturales escasos. Los autores dan numerosos ejemplos de cómo allí donde la escasez, la carestía, el peligro físico son la norma puede surgir la máxima creatividad. Hacer de cualquier situación crítica una oportunidad para crear algo nuevo. Nada de quejas, nada de disculpas... Cuanto peor estamos mejor podremos estar si sabemos imaginar un modo de saltar por encima de toda circunstancia o contexto por nefastos que, prima facie, éstos puedan parecer. Realizar el dicho de Hölderlin: donde abunda el peligro florece la salvación. Todo esto es marvilloso y admirable. Pero...
En ese pais admirable y lleno de energías creativas de las que otros deberíamos empaparnos, en ese pais todos, excepto un porcentaje considerable de ciudadanos --objetores de conciencia "de hecho", tienen que dedicar varios años de su vida a un servicio militar obligatorio. Otro porcentaje considerables (20%) conforman una minoría de difícil integración. Ese pais está rodeado de enemigos que querrían someterlo o destruirlo, y por el temor justificado a esos millones de enemigos se ha rodeado de todo tipo de vallas, fortificaciones, alambradas... Eso ha conducido a que buena parte de la creatividad desarrollada se base en una lógica militar. Por supuesto que el estilo interpersonal imperante en las relaciones sociales es antijerárquico, no autoritario y libre y los ciudadanos conjugan admirablemente individualismo y cooperación. Y sin esas virtudes --fomentadas socialmente-- sería imposible desplegar todo el arsenal de posibilidades escondidas en la naturaleza humana.
Sin embargo, nunca como ahora ese pueblo ha estado tan lejos de su origen divino. Parece no  reconocerse ya en él. Ahora idolatra al genio creativo militar, biotecnológico y postcapitalista. Huyendo hacia adelante, participando en una carrera loca y demencial de creación continua de novedades, innovaciones, unas necesarias y otras no.
El libro es apasionante y al mismo tiempo desolador.
La teoría que subyace a la creatividad analizada es certera y allí donde se aplique rendirá frutos abundantes. Pero...
Sólo si se aplica en el marco --no de una ideología postcapitalista diabólica-- sino en el marco --aun por crear-- de un nuevo humanismo que recoja lo mejor de todas las tradiciones espirituales de toda la humanidad, tendrá sentido.
Así, no tiene ningún sentido y lleva a esa nación -- y a cualquiera que aplique el modelo analizado con tanta brillantez-- hacia la propia ruina.


martes, 13 de marzo de 2012


LOS SUBPRODUCTOS DE LA TEORÍA DE LA MENTE

Bering en The Belief Instinct (2011) sostiene que la  creencia en la otra vida; la búsqueda de sentido; la atención a los signos o coincidencias significativas, la idea de Dios, y, en general, todo tipo de creencias ilógicas no serían más que un subproducto inevitable de la teoría de la mente (TM) forjada en los primeros años de nuestra vida. Esas creencias, por tanto, no serían un derivado de la enseñanza religiosa ni de la influencia sociocultural sobre los sujetos sino una consecuencia de la TM.
(La TM sólo nos permitiría manejar como mucho siete órdenes de estados mentales. La mayoría de las personas no pueden ir más allá de cuatro.)
Según Bering (2011) muchas personas que declaran tener creencias “extinguistas” (la personalidad cesa cuando muere el cuerpo) también dan respuestas de continuidad psicológica. El 32% de ellos tenían un razonamiento oculto de que la persona sobrevive a la muerte. Otro 36 % de ellos consideraba que los muertos tienen estados mentales que les permiten recordar, creer o saber (que estaban muertos, por ejemplo.)
Ser consciente, por tanto, de que las creencias sobrenaturales son ilusorias no sirve de mucho. Al parecer se libra una batalla tremenda entre el ateismo teórico y la creencia atea práctica o emocional.
Para empezar, los niños pequeños razonan sobre la mente preexistente igual que sobre la mente en el más allá. Los niños de entre 3 y 5 años razonan en términos de continuidad psicológica, aunque sepan que los muertos no necesitan ni comer ni beber.  Y aunque saben que el cerebro ya no funciona. No obstante todos esos conocimientos biológicos, siguen atribuyendo pensamientos y emociones a los muertos. Desde muy temprana edad los niños saben que los muertos no resucitan. Pero desde muy pequeños, mediante su TM dotan a los muertos de funciones psicológicas.
La cultura desarrollaría los elementos básicos psicológicos innatos (TM). La religión es posible porque nuestra TM genera ilusiones. Estas creencias ilusorias más que inculcadas por la religión son la fuente de la que nace ésta. Los niños pequeños creen que ciertas capacidades mentales sobreviven a la muerte. Están preparados de manera natural para aceptar el concepto de otra vida porque se adecua a sus propias intuiciones sobre la continuidad de la mente después de la muerte.
Por otra parte, se ha observado en estudiantes universitarios patentes contradicciones entre las creencias sobre el cielo y el razonamiento práctico sobre las almas que moran en él de las que ellos no parecen tomar nota.
Todo esto explicaría la persistencia de la idea extravagante de que la vida mental pueda existir independientemente del cerebro y que personas inteligentes, cuerdas y cultas la mantengan. El siguiente silogismo requiere, al parecer, un esfuerzo intelectual considerable: La mente es lo que hace el cerebro; cuando se produce la muerte, el cerebro deja de funcionar; por tanto, la sensación subjetiva de que la mente perdura tras la muerte es una ilusión psicológica que tiene lugar en el cerebro de los vivos. Es inútil: las creencias ilusorias siempre se acaban imponiendo.
Según Bering, pues, la TM es la causante de (1) las ilusiones de finalidad y destino; (2) la ilusión de encontrar en este mundo natural mensajes cifrados de otro mundo sobrenatural y (3) la ilusión de que la vida mental perdura tras la muerte neurológica completa.
¿Cómo se concilia todas estas creencias con el hecho de que a las personas buenas les pasan cosas malas? ¿Cómo se concilian esas ilusiones dadoras de sentido con los hechos carentes de sentido? Bering considera --junto con diversos investigadores del fenómeno-- que el sufrimiento humano y Dios van de la mano. El sufrimiento y la fe en Dios guardan una gran correlación, incluso después de ajustar factores correctores como ingresos y educación. Hay un impulso esclarecedor innato, un impulso a buscar explicaciones en términos de cauda y efecto.
¿Dónde está la explicación última de todo este comportamiento? La selección natural. Al parecer habría habido ventajas evolutivas para la supervivencia de la especie en el mantenimiento y consolidación de la TM. Todo lo demás, lo que viene tras ellas no serían sino subproductos de esta ventaja adaptativa.
Observemos que la idea de Dios es recurrente. Incluso cuando se identifican las causas Dios no desaparece. Si hemos resuelto el cómo, ahora aparece el porqué. Además el razonamiento científico no es incompatible con el razonamiento supersticioso. El problema del significado de las cosas, de los acontecimientos, de todo en general, parece surgir instintivamente. Se sigue produciendo una coexistencia habitual entre las explicaciones de tipo sobrenatural y las biológicas o naturales. La búsqueda de sentido es insuperable. Según Bering, hemos desarrollado un potente conjunto de ilusiones cognitivas que nos impiden tener momentos continuos y sostenidos de claridad. Muchas personas ateas, sin darse cuenta, perciben finalidades intrínsecas en los sucesos de la vida, en su propia vida aunque consideren que la vida es algo carente de sentido. Aunque niegan a Dios creen en el destino, en las coincidencias significativas. Hay en personas declaradas ateas una  tendencia encubierta a creer. Heywood (alumna de doctorado de Bering) observó que 2/3 de los ateos de su tesis dieron al menos una respuesta que delata su idea implícita de que “todo sucede por algo”.  A la hora de atribuir alguna finalidad o razón intrínseca a acontecimientos trascendentales o cruciales la diferencia entre ateos y creyentes es desdeñable. Los ateos reconocen haberse sorprendido a sí mismos  pensando en términos sobrenaturales pero  intentan corregir, cuando lo hacen, esa propensión subjetiva que viola sus creencias explícitas lógicas.
(Hay que tener en cuenta que personas autistas (religiosas) no conciben la idea de significado en sucesos fortuitos. Y son incapaces de ver ningún patrón de coincidencias porque por definición “las coincidencias no siguen ningún patrón”.)
Bering confiesa que el ateísmo es un amordazamiento verbal de Dios (una decisión consciente, tomada con carácter ejecutivo, de rechazar las propias intuiciones sobre una mente superior anónima implicada en nuestros asuntos personales) y no un verdadero exorcismo cognitivo. El pensamiento puede reprimirse con tal rapidez que ni siquiera nos damos cuenta de que se ha producido, pero el recurso del ateo a cierta mente justa y razonable parece, más bien, un reflejo psicológico irreprimible.
Bering insiste en que Dios nació de la TM, pero que la Naturaleza lo parió por razones egoístas. Los dioses principales poseen un profundo conocimiento de las personas como individuos únicos. Una de las consecuencias inevitables de pensar en Dios es una sensación acentuada, casi invasiva, de individuación. Pensar en Dios produce un gran aumento de la conciencia de uno mismo. Creer en el destino, ver señales en sucesos naturales, creer en la inmortalidad, la idea de que las desgracias responden a un plan divino… todas estas cosas se habrían fusionado, según Bering,  de manera significativa en el cerebro humano y habrían formado un conjunto de procesos psicológicos funcionales. Y enormemente adaptativos: el pensar que nuestras acciones son observadas por alguien o algo sobrenatural frustra impulsos destructivos y abre la vía para el éxito reproductor. La inhibición de ciertas conductas conlleva mejoras sociales. El espejismo de Dios, engendrado por nuestra TM, fue una conquista evolutiva de la que no nos podemos desembarazar aunque sepamos que es una trampa evolutiva o un mero subproducto de una adaptación básica. Efectivamente, el razonamiento sobrenatural ayudaría a reprimir la conducta impulsiva.
La adaptación producida por la selección natural, según Bering,  se produce en los procesos psicológicos de base cerebral. Son los potentes procesos psicológicos que nos llevan a pensar que hemos sido creados con una finalidad propia, que los sucesos naturales portan mensajes cifrados de un mundo sobrenatural y que nuestra existencia está conectada moralmente con la totalidad del universo y no termina. Cree Bering que estas ilusiones tuvieron que ser muy convincentes antes de que surgieran las ideas religiosas complejas. Es verdad que la idea de un Dios que nos ha creado intencionadamente como personas, que quiere que nos comportemos bien, que nos observa y conoce a fondo, nos comunica su voluntad y nos promete la reunión final con Él tras la muerte, es muy convincente para la mayoría de nosotros.
Todo eso, según Bering, nos hace más viables como especie. Pero la selección natural pretende tan sólo la supervivencia y la reproducción. Al parecer, la selección natural no tiene una finalidad determinada, es impersonal, no persigue ni la verdad, ni el bien, ni la belleza. No sabemos quién ni cómo la ha puesto allí. Tampoco sabemos cómo tiene tanto poder. No sabemos si es una ley necesaria o contingente. Al parecer se guía por el azar pero ella misma no sería azarosa o sí. No lo sabemos. Tampoco sabemos si sigue actuando hoy sobre la especie humana. Se parece a las ideas metafísicas que explican todo menos a sí mismas.
Según Bering, la selección natural haría muy improbable la existencia de una realidad sobrenatural, que, según él, es un mero subproducto de la TM. La ilusión cognitiva de un Dios omnipresente favoreció nuestros genes – no Él mismo--. Razón suficiente para mantener viva la ilusión en el cerebro humano. De hecho, la ilusión es tan convincente que nos negamos a admitir que es una ilusión. No se sabe si también por la influencia de la propia selección natural, que por lo que parece es el colmo de la paradoja, la retorsión, la circularidad, la petición de principio y la contradicción.
La selección natural da más miedo que Dios. Éste por lo menos premia a los buenos.

martes, 21 de febrero de 2012

¿Estamos preparados para lo imposible?


Tres actos.
I. Una hembra de dragón de Komodo (Zoo de Londres) puso una nidada de huevos a finales de 2005 a pesar de estar separada de la compañía de un macho desde hacía más de dos años. Los científicos asumieron inicialmente que había sido capaz de almacenar esperma de algún encuentro anterior con algún macho, una adaptación conocida como superfecundación.  (Ha ocurrido algo imposible. Una idea previa se impone al hecho: no puede haber en esta especie procreación sin concurso de macho. Se busca una hipótesis ad hoc: la hembra habrá almacenado el esperma.)
II. Científicos británicos han descubierto (Nature 444, 1021-1022, 21 December 2006) que las hembras de dragón de Komodo, los lagartos de mayor tamaño del mundo, que en la edad adulta puede llegar a medir tres metros y pesar hasta noventa kilos, son capaces de reproducirse sin ser fecundadas por un macho. (Se viola una creencia muy asentada. Hay que confirmar el hecho y buscar una explicación.)
III. Después de determinar el genotipo de las crías, los científicos descubrieron que el genotipo combinado general de la camada reproducía exactamente el de su progenitora, es decir, que las dos hembras de dragón de Komodo eran a la vez “padre” y “madre” de las crías. (Hecho confirmado. Se busca una explicación.)

He aquí un ejemplo de un drama repetido una y otra vez a lo largo de la historia, y, cada día, aunque nuestra ceguera para ver lo imposible nos impide constatar la continua violación de todas nuestras expectativas.
Una y otra vez, cada día, cosas como éstas nos pasan inadvertidas por nuestra ceguera para aceptar lo real e imposible.



lunes, 20 de febrero de 2012

Cormac McCarthy: El Sunset Limited

Un diálogo de 100 páginas entre un Blanco y un Negro. El Negro porta la luz, el Blanco porta la oscuridad. El Negro viene de habitar el reino de las sombras, pero ha salido de la caverna definitiva e irreversiblemente. El Blanco habita una oscuridad densa e innata. Pero al final, elegida y asumida. El diálogo llega hasta el extremo. Se tensa todo lo posible. Al máximo. Es inútil: son lados incomensurables e irreconciliables. Es una Batalla. La batalla final y definitiva. La batalla  que todos estamos llamados a librar. Hay un abismo entre luz y tinieblas. Al final parecen vencer las tinieblas. El Negro queda solo. ¿El Blanco? El autor --sin duda-- ha tomado partido pero no dice --expresamente-- cuál. El lector también debe decidir.
Hay una película (2011). El que esto escribe no la ha visto.

viernes, 17 de febrero de 2012

Sobre los presentimientos... y Sartre

Platón escribió que si surgiera en el mundo un Justo perfecto, sería cruelmente muerto por sus semejantes... desemejantes; los Santos Padres vieron en esta líneas una "profecía natural" del destino de Cristo, hecha cinco siglos antes; mas Platón profetiza hacia atrás, no hace más que describir en abstracto la escandalosa ejecución de Sócrates, que había presenciado; y deducir con simple lógica que si uno mejor que su Maestro surgiera peor le iría entre los hombres. "El Justo será azotado, torturado, encadenado, le quemarán los ojos y finalmente después de haberlo torturado en toda clase de padecimientos, será empalado en una cruz para que conozcan que no hay que querer ser justo, sino parecer justo". (PLATON, Politeia, II, 361-e.) (L. Castellani)


La pregunta qué le ocurre al hombre justo y cuál es su destino, ocupó ya a Platón 400 años A.C. en un memorable presentimiento. El resultado de su reflexión es que el justo perfecto tiene que cargar con la apariencia de la injusticia, manteniéndose inalterado sin preocuparse de la opinión pública y permaneciendo hasta el extremo  fiel a la justicia. El verdadero justo será en este mundo un ser perseguido e ignorado. Ellos (los que alaban la injusticia por encima de la justicia) dicen que el justo animado de estos sentimientos debe ser encadenado, azotado, torturado, que le han de sacar los ojos y, finalmente, que será clavado en la cruz (Politeia II 361e, versión de Schleiermacher, retocada por Ratzinger)


Pese  a sus convicciones ateas... "No me siento como una mota de polvo que ha aparecido en el mundo, confesó a Beauvoir, sino como un ser esperado, prefigurado, llamado. En resumen, como un ser que podría, parece, provenir solo de un creador. Esto contradice muchas de mis otras ideas. Pero ahí está, flotando vagamente. Y cuando pienso en mí mismo, a menudo lo hago de este modo, por no ser capaz de pensar de manera distinta."

martes, 14 de febrero de 2012

El desarrollo humano a través de la literatura

Los fundamentos de la psicología del desarrollo.

He jugado con lobos. Gabriel Janer.
Es una narración fascinante sobre un niño abandonado a los 7 años que se adaptó a vivir en estado de naturaleza hasta los 19 años. El desarrollo humano en una situación límite. Inverosímil.

El modelo de Vygotski.

Ana Karenina. L. Tolstoi.
Vygotski  decía que se podían encontrar muy buenos ejemplos de la condensación del lenguaje externo y de su reducción a formas abreviadas de lenguaje en las novelas de Tolstoi. A Vygotski le gustaba particularmente Ana Karenina.

El apego.

Mortal y rosa. Francisco Umbral.
El dolorosísimo proceso de pérdida del hijo por una enfermedad temprana. Prosa poética capaz de absorber todo el dolor humano.
Carta al padre. F. Kafka.
Carta a la madre. G. Simenon.
Constatación de la durabilidad de los vínculos de apego durante toda la vida

De los 3 a los 6 años.

El príncipe destronado. Miguel Delibes.
Portentoso ejercicio de comprensión del mundo infantil. En este relato se condensa muchos tratados de psicología infantil.
Antes del amanecer. Rosa Chacel.
En esta narración única, la escritora hace la autobiografía de sus 10 primeros años.

El desarrollo lenguaje.

Prólogo al evangelio de Juan.
El original está en griego. Aquí lo importante es leer una buena traducción. La de José Ángel Valente es recomendable. Pero hay más. En el principio era la palabra…

El mundo social.

Le chiavi di casa. Giuseppe Pontiggia.
Se trata de un caso real. Un padre debe enfrentarse con las carencias de un hijo en un medio social no muy comprensivo.

De 6 a 12 años.

Memoria de Leticia Valle. Rosa Chacel.
Continuación de Antes del amanecer.
La carretera. Corman McCarthy
Un padre y un hijo tienen que afrontar una situación apocalíptica.

Trastornos del desarrollo.

Funes el memorioso. Jorge Luis Borges.
Podría parecer que el personaje ideado por Borges es un ente de ficción, maravilloso, pero de ficción. Pero es que la realidad ha superado a la ficción. El gran discípulo de Vygotski, Luria, trató un caso, del que dio cuenta en 1968, muy semejante a Funes. El mismo Luria “alucinó” cuando leyó el cuento de Borges.

Pensamiento formal.

Historia de una voluntad. Santiago Ramón y Cajal
Magistral comprensión de cómo estimular el pensamiento formal mediante la voluntad. Una genialidad.
Juventud. J. M. Coetzee
Autobiografía que engloba el paso de la adolescencia a la juventud.
Retrato del artista adolescente. James Joyce.
Traducido al castellano por Dámaso Alonso. Uno de los libros preferidos del gran psicólogo Jerome Bruner. Estamos ante uno de los autores claves de la narrativa contemporánea. En síntesis, es el proceso de liberación del potencial de desarrollo de una persona mediante la plasmación de la negación de la negación. Una ley básica del desarrollo.

Adolescencia.

El primer amor. Turgenev
Infancia, adolescencia y juventud. Tolstoi.
La adolescencia entendida como un proceso dramático, lleno de riesgos y peligros. Sólo quién es capaz de enfrentarse a ellos saldrá fortalecido como un adulto.
Escribo tu nombre. Elena Quiroga.
La adolescencia desde el punto de vista de la mujer. Obra maestra tan absoluta como desconocida. Ninguna mujer culta debería ignorarla.

Problemas adolescencia.

Diario de Praga (1941-1942). Petr Ginz.
Diario. Ana Frank.
Dos adolescentes describen el horror. Abordan desde una gran sensibilidad social y personal los más variados problemas con las que se enfrentan los adolescentes en las entrañas del infierno.

Vida adulta.

Autobiografía psíquica. Hermann  Broch.
Escrita a los 56 años. “Mi vida está acompañada y cargada de constantes conflictos morales. Un sentimiento sencillo y humano de felicidad me resulta casi desconocido…” Así comienza este asombroso autoanálisis de un autor clave de la literatura contemporánea. Quien se atreva puede intentar La muerte de Virgilio.

Desarrollo social adulto.

Patrimonio. Philip Roth.
La relación de uno de los principales escritores de ficción con su padre anciano poco antes de morir.
La hola roja. Miguel Delibes.
La mujer nueva. Carmen Laforet.

Trastornos edad adulta.

Si esto es un hombre. Primo Levi
Vida y destino. V. Grosman.
La escritura o la vida. Jorge Semprún.
Historia de un estado clandestino. Jan Karski
Mi siglo. Alexander Wat
Todos ellos tratan de los problemas más terribles con los que debieron enfrentarse muchos adultos en el siglo XX en un  mundo complejo y decadente/ascendente. .

El desarrollo integrado.

Una pena en observación. Clive Stapleton Lewis
Descripción sublime de los cambios que se producen ante la pérdida del ser amado.
El libro de la vida. Teresa de Jesús.
En esta autobiografía la autora consigue enhebrar todas las dimensiones de la existencia humana de un modo mágico. Hay una autocomprensión de las fases, etapas o niveles por las que ha pasado su vida que aturde por su lucidez y claridad. Habrá que esperar muchos años hasta que un escritor castellano acierte a llevar a buen término un ejercicio de autocomprensión como el que hace Teresa de Cepeda y Ahumada en el libro de su vida.